En mi entrada de hace unos días, aplaudía como constitucionalista que mi ciudad Rubí celebrara el Día de la Constitución. Entre otras cosas, indiqué que el PSC de Rubí, mostrando su constitucionalidad, se acercaba más al pensamiento de sus votantes, constitucionalistas en su mayoría.
A mí no se me caen los anillos a la hora de alabar las cuestiones buenas que hacen formaciones a las que yo no he votado. De hecho, en lo que al tema constitucionalista se refiere, también he de alabar al PP, el único partido en el que, junto a Euzkadiko Ezkerra, algunos de sus miembros votaron en contra de esa Constitución y que ahora ha moderado su discurso.
Sin embargo, todas las fuerzas que se han mostrado anticonstitucionalistas han tratado de señalar la celebración como algo que realmente no es. Los partidos nacionalistas enfocan dicha celebración como una suerte de fiesta «españolista» que, obviamente, no es, pues el 6 de diciembre es un día de ciudadanía que poco tiene que ver con la mirada que otros quieren dan.
La Constitución fue redactada y votada por miembros de la mayoría de partidos, entre ellos socialistas, comunistas y nacionalistas vascos y catalanes. Se hizo por consenso y obvio es que todas las partes tuvieron que ceder. La Constitución no es perfecta para ninguno de nosotros y ese es su gran valor, pues no está hecha para que nadie se la apropie, es de todos con sus virtudes y sus defectos.
La Constitución, a mi modo de ver, fue dar un portazo a cuarenta años de dictadura franquista en los que las libertades de los españoles quedaron secuestradas. Sin embargo, otros han opinado que la Transición, que la democracia, que la Constitución… no devolvieron a España a dónde debía, a la República, sino a una monarquía que el dictador había dejado en su testamento.
¿Ese es todo el problema? ¿Que España no es republicana? Si ese es todo el problema, todo podría tener fácil solución. Yo entiendo que en la mayoría de las personas que vota fuerzas constitucionalistas como PP, PSOE, C’s tiene claro que, en una sociedad ideal, no debería haber monarca. Ese debate llevaría a un cambio constitucional pero, antes de plantearnos abrir el melón constitucional, deberíamos preguntarnos si vamos a respetar la Constitución que quede tras los cambios o los partidos que ahora plantean estos cambios seguirán quejándose hasta que tengan una a su imagen y semejanza.
Cuando observas que las personas que más se quejan de la celebración del Día de la Constitución en Rubí, a la vez, alaban la figura del dictador cubano Fidel Castro, te da que pensar sobre si verdaderamente vale la pena reformar la Constitución a petición de esas formaciones políticas, en las que se defienden dictadores si son de su ideología. Franklin Delano Roosevelt, en una referencia al dictador nicaragüense Anastasio Somoza, dijo: «Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta«. Eso piensan muchos de Fidel. Cuando se acabe el sectarismo, se podrá empezar a pensar en tener un mundo mejor
España es el único país donde se asocia república a izquierda y es el único país también en el que los comunistas acusan de fascista a todo aquel que no es comunista, como si en el mundo no hubiera más que blanco y negro y no toda una gama de colores. Durante el franquismo, se creía que todo aquel que no era franquista era comunista; ahora creen que todo el que no es comunista es franquista… ese y no otro es el drama de España.
¿Pero de verdad todo se centra en una España Republicana? ¿Eso es todo para los miembros de ICV? Hacia una república es fácil ir, muchos podríamos encontrarnos en ese camino, eso sí, hacía una república del siglo XXI, no a una reedición de la II República porque aquella, no sólo no fue ejemplar, sino que, desde las fuerzas más a la izquierda, fue traicionada por la idea de una dictadura comunista, así como también por la extrema derecha y el bando nacional de Franco.
A mí no me disgusta cuando el miembro de AUP (coalición que entre otros está la CUP) dice aquello de que «Ustedes mismos, es su país no es el mío» porque el señor Àitor Sánchez y su partido dicen lo que piensan y son coherentes en campaña, en el consistorio y fuera de él, pero los que votan a ICV y, repito, los que lo votan, no digo sus afiliados, deben saber qué es lo que defiende su partido, por qué ese ataque feroz a una constitución que es de todos y que, incluso, el PC y el PSUC votaron positivamente está a mí parecer fuera de lugar.
Y no hagan demagogia, no vuelvan a hablar de la Constitución como si fuese un apéndice del franquismo; no vuelvan a hablar de que los militares la condicionaron, mientras se olvidan de que los terroristas también la condicionaron. No olviden que la extrema derecha y la extrema izquierda se unieron contra la Constitución; no olviden que, tristemente, la izquierda fue atacada, pero también sufrieron ataques miembros de partidos como la UCD.
Piensen en por qué personas como yo, (que somos miles en Rubí) hemos dejado de votar a fuerzas como PSC e ICV porque han hecho políticas cercanas al nacionalismo catalán y, sobre todo, dejen de hacer de todo una lucha de bandos, dejen de recordar la Guerra Civil, dejen descansar a los muertos, porque yo, que tengo que aguantar que valoren si soy o no nacionalista español, que si soy o no franquista, que si soy o no monárquico, también tengo familiares en alguna cuneta, hay personas de mi sangre enterradas sin honra tras ser fusiladas por el bando nacional. De modo que, por más que en política se pueda discutir casi todo, hay una cosa que no voy a discutir, mis muertos son míos, así que, señores de ICV, ERC, AUP, con todo el respeto, no se apropien de mis muertos y menos con fines políticos.