Lunes por la mañana en el trabajo, toca tertulia futbolística, comentar lo que pasó entre tal y cual equipo, debates entre moderados y forofos. Decía Valdano, exjugador, exentrenador, exdirector general, excomentarista, que dijo aquello de que «el fútbol es un estado de ánimo». Valdano es de ese extraño núcleo de futbolistas con aires de intelectual, aprendiz de todo y maestro de nada (lo digo como halago), que ha dejado para la historia frases inteligentes sobre fútbol, política y vida.
En el programa deportivo El Transistor de José Ramón de la Morena, le preguntaban a Valdano sobre la figura de Fidel Castro. El exfutbolista, que nunca ha escondido sus inclinaciones por el comunismo, respondió que «Es una persona de la que hablan muy bien las personas situadas muy a la izquierda y muy mal los que están situados muy a la derecha». Imagino que no quiso mojarse mucho; no sabemos si por no defender a un dictador o por no tener que oír las críticas de sus camaradas en el caso de que pensara hablar mal del dictador cubano.
Obviamente, hay voces más autorizadas a la hora de hablar de Cuba que la de Jorge Valdano, pero me llamó la atención esa frase y las diferencias entre los que son muy de izquierdas y muy de derechas. ¿Y los que no somos ni lo uno ni lo otro qué debemos pensar sobre Fidel? Pues ahí está la trampa de la superioridad moral que las personas muy de izquierdas quieren ejercer sobre los demás. Si yo hablo hoy mal del dictador, ya me sitúan «muy a la derecha».
La misma superioridad moral es la que lleva a líderes de la extrema izquierda española a alabar la figura del dictador. Mientras Alberto Garzón se dejaba los dedos retuiteando alabanzas sobre el cubano, Iglesias hablaba de las luces y las sombras. Las sombras son muertes, torturas, privar la libertad… ¿las luces? Estamos tratando de averiguarlo todavía.
En el maravilloso País de Catadisney, vemos a la CUP alabar y homenajear al dictador, me imagino que por aquello del derecho a decidir, ¿no? Como todo, el mundo sabe que Fidel Castro convocaba elecciones cada dos por tres… espero que esos que en algún momento han pensado que eran independentistas pero que en realidad no lo son vayan tomando nota de qué país están diseñando estos demagogos.
Entre los medios de comunicación, me sorprendió el titular de EL PAÍS, Muere Fidel Castro, símbolo del sueño revolucionario. No me imagino a este diario haciendo un reportaje sobre Hitler titulado «Cuando murió el sueño nacional socialista» o uno de Franco diciendo «Cuando murió el sueño fascista». Pero parece ser que ser un dictador de izquierdas o de derechas cambia mucho, sobre todo cuando en las redes se ha recordado el titular de El País de cuando murió Pinochet, Muere Pinochet sin responder de sus crímenes ante la justicia.
Entonces, ¿somos demócratas o no lo somos? ¿O solamente lo somos cuando gobierna alguien con ideas parecidas a las nuestras? Más allá de ideologías, la libertad y los derechos de los ciudadanos deberían ser la lucha de todos los demócratas, sobre todo de la izquierda, y en una dictadura estos no son posibles, por más que el dictador se diga socialista o comunista.
Fidel Castro ha muerto y hasta a los dictadores hay que desearles que descansen en paz. ¿Los que le alaban? Bueno, me tendrán que explicar muy despacio cómo las mismas personas que critican la monarquía de España defienden que en Cuba, antes de morir el dictador, éste dejase en el cargo a su hermano Raúl. Murió Fidel, pero sigue la dictadura en Cuba. A pesar de eso, por televisión pudimos ver en Miami una mujer de color de 90 años saltar y reír por la muerte de Castro y diciendo «Quería que se muriera antes que yo». Sería de ultraderecha diría Valdano.