¿Podemistas de Cristo Rey?

De niño, era bastante curioso y me gustaba ver las noticias. Nací en 1979, soy hijo de la Transición, lo que me lleva a no haber vivido el Franquismo pero sí el cambio de la España de la Dictadura a la democrática.

En uno de esos recuerdos infantiles que se quedan grabados en la mente, tengo el de cuando en la televisión hablaron, a principios de los ochenta, de los Guerrilleros de Cristo Rey, un grupo parapolicial de extrema derecha que ya apenas cometía actos vandálicos y terroristas, pero del que aún se hablaba en reportajes y documentales.

Lo cierto es que daba miedo pensar que uno podía estar en cualquier sitio y que estas personas apareciesen para lincharle. No volví a oír a hablar de los Guerrilleros de Cristo Rey hasta años más tarde, cuando estando jugando en el parque, llegaron unas personas a poner un atril y hablar de política. Eran de Iniciativa per Catalunya, nos dieron unos globos y pegatinas y aceptamos acabar el partido de fútbol y dejarles hacer el mitin.

Los mayores que había por ahí decían «estos son los del PSUC». Yo pregunté por qué ponía Iniciativa entonces y me respondieron que eran los mismos que se habían cambiado el nombre. Al PSUC yo no lo conocía tanto por la televisión sino porque había pintadas de ellos hechas a plantilla por todo el barrio.

Entre los que llegaron, había varios vecinos que conocía; uno de ellos dijo que ahora era más fácil dar discursos porque «ya no les llamaban rojos, ya todo el mundo sabía que no tenían cuernos y rabo», y porque «ya sabían que no iban a aparecer los guerrilleros de Cristo Rey».

Cuando volví a casa, pregunté a mi padre sobre todo aquello: Inciativa, el PSUC, los rojos, los cuernos y el rabo y los Guerrilleros de Cristo Rey.

Mi padre me contó que todo eso significaba que la Democracia se hacía grande, que ya todo el mundo entendía que había que oír a todos y que las discusiones se debatían en las urnas votando. No entendí del todo aquello, pero ahora sí que entiendo que mi padre tenía razón, que esas palabras significaban darle normalidad a todo.

A veces he pensado que los que nacimos más o menos en ese tiempo tuvimos la sensación de que lo hicimos en el mejor momento. Siendo pequeños, asfaltaron las calles del barrio, se normalizó la política, ya no había luchas entre fachas y rojos, no había guerra y, como decía mi padre, los problemas se resolvían en las urnas.

A día de hoy, creo que estamos yendo para atrás a marchas forzadas. El adulto que soy hoy no entiende que un grupo de extrema izquierda tratara de coartar un derecho tan fundamental como es la libertad de expresión al Presidente Felipe González y mucho menos que a alguien que estuvo en la cárcel por su lucha contra la Dictadura se le acuse de facha.

España tiene que ser valiente, no puede ser un país timorato ante este auge de la extrema izquierda. Los periódicos no deberían hablar de protestas o actos vandálicos cuando ocurren estas cosas. No es la primera vez que esto sucede pues, en estos últimos años, Rosa Díez, Albert Rivera o Mariano Rajoy, quien llegó a ser agredido, han recibido ataques terroristas por parte de la extrema izquierda. Porque eso es lo que son ataques terroristas, así se debería hablar de ellos cada vez que alguien trata de causar terror a los que asisten a charlas, conferencias o ruedas de prensa de alguien que, ejerciendo la libertad de expresión, trata de convencer a los ciudadanos de que les den su apoyo y ejerzan su libertad de voto.

Ahora debatiremos quiénes eran estos jóvenes que han querido causar terror a Felipe González y a las personas que asistían a oírle en la Universidad. Pero todos sabemos quiénes son, así como también sabemos qué partidos son los que no dan especial interés a condenar estas actuaciones. Podemos, Izquierda Unida, Bildu, CUP, ERC, BNG etc. etc. La extrema izquierda que lucha contra un enemigo imaginario que ellos llaman fascismo.

Decir que en España hay fascismo es de risa, para troncharse y mondarse. Ojalá todos los países de Europa tuvieran un porcentaje tan bajo de personas de ultraderecha como tenemos en España. Sin embargo, la extrema izquierda aprovecha ese amigo imaginario para llevar a un enfrentamiento político que cada vez está más cerca de la calle.

De niño también oí muchas veces el cuento en el que, de tanto avisar que viene el lobo, acaban no creyéndole cuando vino de verdad. Yo no quiero convertirme en ese hombre que decía que viene el lobo, pero yo creo que todos sabemos que algo duro está por llegar. Ya se está hablando de que habrá una huelga general organizada por Podemos para diciembre si Mariano Rajoy es investido Presidente. Me da miedo esa huelga, de verdad lo digo, porque hoy hay algo que hace unos años no había: partidos políticos, como los que nombré antes, que tienen apoyo popular, y estos grupos vandálicos que tiene el apoyo de algunos partidos políticos que todos sabemos.

¿Eran los asaltantes podemistas de Cristo Rey? Respondan ustedes mismos.

Los últimos de Filipinas

El sitio de Baler fue un asedio al que fue sometido un destacamento español por parte de los insurrectos filipinos en la iglesia del pueblo de Baler, en Luzón (Filipinas), durante 337 días. España y Estados Unidos pusieron fin a la guerra y España cedío la soberanía a los Estados Unidos. Sin embargo, durante los últimos seis meses, los hombres atrincherados en Baler siguieron defendiendo sus posiciones, no creyendo que la guerra ya había acabado. A esta heroica defensa de aquellos hombres se le conoce como «Los últimos de Filipinas».

De ese momento histórico me acordé al ver a Pedro Sánchez y los suyos atrincherados en la sede del PSOE de Ferraz; algo que vi con tristeza y que, junto al años sin gobierno y al intento golpista de los separatistas de Catalunya, hace que sea el momento más frágil de la historia de nuestra joven democracia. No es bueno para el país, más allá de nuestros ideales políticos, lo que está sucediendo en el Partido Socialista.

Lógicamente, los problemas del partido hasta ahora liderado por Pedro Sánchez no vienen de nuevo pues el PSOE tiene un pasado turbio del que, para saber más, recomiendo la lectura del libro de Juan Carlos Girauta La Verdadera Historia del PSOE (Buenas Letras, 2010),  desde el inicio  han tenido que convivir bajo las mismas siglas personas que ideológicamente iban desde el socioliberalismo hasta el socialismo marxista, pasando por la Social Democracia. Para más dificultad, ha de convivir con las 17 identidades diferentes que tiene el PSOE en cada una de las autonomías.

Creo que ese ha sido uno de los grandes problemas del partido socialista, tener tan diferentes discursos y, de hecho, de ahí surgieron los nuevos partidos Ciudadanos y Podemos. Aún recordamos a Pedro Sánchez presentándose a candidato con una gran bandera española tras él, tratando de dar normalidad a que la izquierda no se avergüence de la bandera de la España democrática, mientras que en Valencia Ximo Puig pactaba con un partido pancatalanista como Compromís, en ciudades catalanas se gobierna junto a ERC o la CUP y en Galicia con el BNG, por no hablar de la gran multitud de pactos con Podemos, partido que defiende referéndum ilegales para romper España.

Cierto es que el PSOE ha puesto mucho de su parte para estar como está, pero no es menos cierto que PP y Podemos hayan aprovechado muy bien su debilidad para acabar de romper a los socialistas. El PSOE ha sido tirado de un brazo por Populares y del otro por Podemistas hasta que se han roto por la mitad. Hace unos meses, Pablo Iglesias tuvo en su mano que Sánchez fuera presidente del gobierno y votó, junto al PP y los independentistas, incluido Bildu, contra él, recordando la cal viva. Para Podemos, no era posible aceptar un gobierno de PSOE con C’s pero sí veía viable un gobierno con ellos más sus mareas y los que desean romper España.

En ninguna cabeza (sana) cabe la posibilidad de que se pueda pactar una investidura de gobierno con partidos que quieren romper la unidad nacional que ese gobierno representaría. Sin embargo, tenemos que oír a personajes como Miquel Iceta, que antes de las autonómicas calcaba el discurso de unidad de catalanes que defendía Inés Arrimadas para C’s, proponer ahora un gobierno de Sánchez con el consentimiento de los separatistas en un Parlament Catalán donde Puigdemont está anunciando el intento de dar un golpe de Estado a la soberanía popular.

¿Cuántos PSOE hay? Es muy normal tener varias corrientes dentro de un partido, pero ¿hasta qué punto? Una de las grandes dificultades que tienen los socialistas es la red clientelar que les da votos pero que, a su vez, les hace tener dentro de sus muros personas de tan diferente pensamiento. Me consta que hay personas dentro del PSOE que miran lo mejor por el partido, más allá de lo que sea lo mejor por el país e, incluso, no siendo fiel a sus propios pensamientos, y eso a la larga trae problemas. El PSOE se comporta como una empresa, una sociedad en la que muchos de los que están dentro tratan de hacer lo mejor para progresar, a pesar de sus ideologías.

Veremos qué ocurre en los nuevos episodios pero, de cara a lo que nos preocupa a los que no somos votantes socialistas, tenemos que estar expectantes pues verdaderamente creo que, a día de hoy, lo mejor para España es que el PSOE deje gobernar al PP en minoría y no ir a unas nuevas elecciones en las que todo indica que Mariano Rajoy conseguirá mayoría absoluta.

La España conservadora se queda sin oposición política

Los resultados de las elecciones en Galicia y el País Vasco han dejado a las claras que en este país las políticas conservadoras se van quedando sin oposición. El conservadurismo al que nos referimos no es sólo el del PP, que gobierna en la mayoría de autonomías de nuestro país, sino que también el PNV en el País Vasco y Convergència (disfrazada de Junts pel Sí) lo hacen. Yo, personalmente, como persona de ideales liberales, tengo claro que todas las ideologías, también el conservadurismo, tienen cosas acertadas. De modo que no veo como una tragedia que esto ocurra, por más que yo sea de ideales progresistas. Lo que sí considero que es un drama es observar que no hay oposición, que no hay alternativa a estas políticas.

Desde que Podemos se decidió a hacer políticas radicales de extrema izquierda, la política se ha radicalizado terriblemente y España se está partiendo en bandos. En las elecciones generales, eso está llevando a problemas para componer gobierno y así llevamos prácticamente ya un año con un Gobierno en funciones; en las elecciones autonómicas, es mucho peor ya que, además del tema ideológico, está también presente el nacionalismo, que es protagonista hasta en los lugares donde no hay nacionalismo ya que, por poner un ejemplo, nadie pone en duda que para los gallegos el PP sea su partido «regional», del mismo modo que ocurre en Andalucía con el PSOE.

La presencia de Podemos, la posibilidad de que, como ha ocurrido en Euskadi, este partido pudiera pactar con Bildu ha reforzado al PNV que, abandonando (al menos de cara a la galería) cualquier tipo de separatismo, ha conseguido que personas que habían votado a PP y C’s en las elecciones generales hayan votado en esta ocasión al PNV, el único partido que podía vencer al pacto de los de la Capucha y la Goma 2, quedando, así, dañadas las fuerzas más centradas ideológicamente.

En Galicia, el PP ha subido 6 puntos desde las elecciones generales, imagino que, en parte, porque es visto como el partido regional por muchos gallegos, pero también porque muchos querían evitar la posibilidad de que Podemos pudiera llegar a gobernar junto a PSOE y BNG. En Galicia, Podemos, PSOE y Ciudadanos han perdido apoyo respecto a las Generales y eso demuestra que la España Conservadora se queda sola. En Euskadi, tres cuartos de lo mismo pues PSOE, Podemos y Ciudadanos han perdido apoyo, mientras que en ambos casos los partidos nacionalistas de izquierdas, BNG y Bildu, han subido respecto a las Generales.

En Euskadi, hay quien habla de batacazo de fuerzas como C’s, igual que en Galicia, pero la realidad es que en tierras vascas el partido naranja ha bajado 1,5% respecto a las Generales, mientras que Podemos ha perdido el 14% de los votos pasando de ser primera a tercera fuerza y dejando claro aquello que tanto he comentado en este blog sobre el voto en negativo que los independentistas vascos daban a la formación de Pablo Iglesias en las Generales, creyendo que les traería la negociación para romper España.

España se está partiendo en dos, cuestión que ya ha ocurrido en nuestro país y que ya sabemos qué desastrosos resultados ha traído. La radicalidad izquierdista y los nacionalismos están beneficiando a las fuerzas conservadoras de modo evidente y en prácticamente todo el país. Sin embargo, no acabamos de ver que la forma de conseguir equilibrio no es compensando un voto extremo con uno extremo del otro lado sino que el equilibrio se consigue votando al centro. Ese debe ser el reto de Ciudadanos, conseguir hacer entender algo que en el fondo es evidente.

Fuente de la fotografía de portada: electomania.es

Bildu, Podemos y las elecciones vascas

En el mundo de lo políticamente correcto, hay muchas cosas que no se pueden decir, por eso imagino yo que a veces los discursos políticos son tan distintos de lo que uno oye en las tertulias de la calle, de las cafeterías o en su propia casa. Cuando yo era niño, en los ochenta, ver en la televisión que había habido un atentado perpetrado por ETA era parte del Padre Nuestro de cada día, me sorprendía oír a muchas personas mayores decir que, cuando surgió ETA, muchos estaban a favor de ella.

Después, cuando vas entendiendo que antes se vivía en una Dictadura, privado de libertades, muchos españoles creyeron que la lucha de ETA era por la libertad. Obviamente, con la muerte del Dictador, con la llegada de los gobiernos democráticos, la mayoría de nuestros compatriotas no entendieron que el terrorismo no acabaría ahí, más aún cuando la amnistía que se realizó a presos políticos benefició también a los de ETA.

Entonces surgieron bandas que, utilizando métodos terroristas, lucharon contra aquellos terroristas, la AAA o el Batallón Vasco Español, vistos por la sociedad como mercenarios a sueldo de los empresarios vascos que, cansados del impuesto revoucionario de ETA, querían acabar con ellos observando que las fuerzas del orden no eran capaces. Además, a pié de calle, siempre corrió el rumor de que los gobiernos y las fuerzas de seguridad estaban interesados en que el terrorismo no acabara ya que tapaba muchos otros problemas de la sociedad.

Con la aparición de los GAL y la posterior investigación periodística, que demostró que el gobierno del PSOE estaba tras ellos, hubo un shock en la sociedad. Primero, porque, aunque por políticamente correcto nadie lo reconoce, ahora, yo, que era niño entonces, del mismo modo que oí a muchas personas decir que antes muchos estaban a favor de ETA en la dictadura, oí también que muchos estaban a favor de los GAL ya en democracia.

Recuerdo que, siendo ya adolescente, mitad por prudencia, mitad quizá porque Barcelona nos parecía muy grande, cuando íbamos a la capital catalana y pasábamos por delante de un cuartel de la Policía o de un cuartel militar, acelerábamos el paso porque teníamos miedo a que hubiera un atentado. Pero lo cierto es que posibilidades había, los atentados pasaban a menudo y, como he dicho antes, eran parte del día a día.

ETA era el peor de los enemigos de los españoles y, probablemente, a raíz del asesinato de Miguel Angel Blanco, la banda terrorista fue perdiendo apoyos, fue acorralándose y, finalmente, gracias también a la sociedad civil y a las fuerzas de seguridad del Estado, acabó o al menos está en nuestros días en estado de hibernación.

Lo que nunca creí es que, más allá de los partidos que son ETA, que han tenido diferentes nombres y que ahora se llaman Bildu, iba a haber partidos nacionales, como es el caso en estos momentos de Podemos, que defendieran, justificaran y apoyaran a ciertos personajes infames como Arnaldo Otegi. Tampoco creí que Izquierda Unida, que en esa época estaba tapado, se amparara en el primo de zumosol Podemos para hacer lo mismo; que una persona de 28 años, como Alberto Garzón, hable de Otegi como hombre de paz, me pone los vellos de punta.

Pablo Iglesias le recriminaba al PSOE que tenía las manos manchadas de cal viva, en referencia a los GAL y de cómo enterraron tras torturar a los etarras Lasa y Zabala. Ahora, en las elecciones vascas, Podemos hace un guiño al entorno de ETA y propone de candidata a Pilar Zabala, hermana del colaborador de ETA. Podemos trata de aglutinar a todas las izquierdas, desde la Social Democracia más moderada, a la izquierda nacionalista en la que estaba la banda terrorista vasca y eso, no es sólo peligroso, sino también insultante.

Para Podemos, todo es extrategia electoral y, como hemos podido ver ya en ciudades, comunidades y en el Congreso de los Diputados, una vez en las instituciones no saben qué hacer. Y es que en Podemos todo es el juego de ganar votos y saben que en la llamada Izquierda Abertzale hay muchos votos, como los hay en el nacionalismo gallego, en el catalán o en el valenciano. Pero no se puede hacer un proyecto nacional tratando de beneficiar a los que quieren desmembrar España. Aún así, reconozco que no es lo mismo defender los intereses que defiende el BNG, PNV, Compromís, ERC o Convergència, que defender los intereses de Bildu que son los intereses de ETA.

Otras veces, me he hecho ya estas preguntas y a menudo vuelvo a pensar en ello. ¿Tan pronto nos hemos olvidado del daño que hicieron los terroristas? ¿O es que los que defienden ahora que ETA tenía motivos políticos, que la lucha de ETA fue una defensa de una democracia mal hecha o que Otegi y compañía son hombres de paz sonreían cuando veían en la tele los atentados, las bombas, los tiros en la nuca y los muertos que causaba?

 

Fuente de la fotografía de portada: La Sexta

Bildu y Podemos se enzarzan en Euskadi por la hegemonía para ser los defensores de presos, políticos y miembros de ETA

Podemos, en cuanto a los temas relacionados con la formación de gobierno, se mantiene en silencio. Si dijeron No a un gobierno liderado por un socialista pues, obviamente, no van a decir Sí a Mariano Rajoy, pero erraron al no darse cuenta de que el No al pacto PSOE-C’s no sólo iba a hacer más fuerte al Partido Popular, sino que también iba a hacer muy difícil la posibilidad de acabar con el bipartidismo.

Ahora no queda otra que tener un gobierno del PP en minoría; eso lo sabemos todos los españoles y, obviamente, también lo saben Sánchez, Rivera e Iglesias. Pero el líder Podemita guarda silencio creyendo que, de ese modo y si por una de esas casualidades de la vida hay unas terceras elecciones, tratar de seguir endulzando su imagen, queriendo así seguir con el timón dirigido hacia el votante socialdemócrata, como si unos meses de silencio fuesen a conseguir que los españoles se olviden de que Podemos es un partido de extrema izquierda, que añora el comunismo que llevó a la muerte a millones de personas el siglo pasado y el principio de éste, fuese la mejor opción.

Sin embargo, Podemos no tiene una sola alma. Podemos, en el afán de conseguir votos de donde quiera que sea, sobre todo de no ya de los descontentos de la política española, sino también de los que quieren hacer de España la Yugoslavia del siglo XXI, está temiendo que se alargue la investidura de Mariano Rajoy ya que sabe que el 25 de septiembre llegan las elecciones gallegas y vascas y ahí los votantes de Podemos de otras regiones de España van a evidenciar que, en esas autonomías, el partido morado es representante del nacionalismo periférico.

Caso sangrante es el del País Vasco pero… ya saben, Pablo Iglesias ya dijo en su día cosas como que «ETA tenía motivos políticos» o que la Transición no es más que una prórroga del franquismo y que la única que entendió eso fue ETA, a más de pedir la salida de los presos de ETA, el acercamiento a sus casas de los que se mantengan en prisión, la comparación de la muerte de Etarras con la muerte de las víctimas, etcétera, etcétera, etcétera.

Ahora Podemos quieren ser más papistas que el Papa en Euskadi, más abertzales que Bildu, se pelean por ser la representación de los que aplaudieron y vitorearon, permitieron y colaboraron con ETA. Para mí, esta lucha es en realidad absurda, creo que Bildu y Podemos ocupan roles distintos. Bildu es ETA y Podemos es el brazo político de ETA. Sin embargo, ellos se pelean por discutir quién representa mejor a esa gente.

Podemos ha optado por querer hacer lehendakari a la hermana de un mártir de ETA, josé Ignacio Zabala, un colaborador de la banda terrorista que fue secuestrado por los GAL junto a José Antonio Lasa y que más tarde, conjuntamente, fueron torturados, asesinados y enterrados en cal viva.

Obviamente, ningún demócrata puede aceptar lo que ocurrió con Lasa y Zabala pero, entre eso y utilizar uno de los casos más lamentables de la lucha del Estado con los terroristas para tratar, de este modo, superar el radicalismo de Bildu, que quiere tener como lehendakari al «hombre de paz» Arnaldo otegi, es lamentable.

Y, sí, sé que dirán que Zabala no es el terrorista, que el etarra era su hermano, pero todos somos grandecitos ya para los cuentos de hadas. A más, Zabala defendió que, del 1 al 10, era 10 independentista. Entonces, ¿quiere la independencia el Podemos Vasco? Ya saben la cantinela de siempre, lo que quieren es el derecho a decidir, parece que con municipales, autonómicas y generales que se repiten no tienen bastante.

Como catalán y persona que tiene que vivir de cerca el nacionalismo exaltado de los separatistas, les digo que no teman por Bildu, ni por la CUP, ni por ERC, ni por Convergència. El enemigo de España es Podemos, el peligro para nuestra seguridad es Podemos, el peligro para mantener nuestro Estado de Derecho es Podemos y quien es un verdadero peligro para romper España es Podemos.

Fotografía: elpais.com

Una nueva forma de hacer política

Soy yo un simple opinador y no soy quien para dar lecciones de nada, pero cierto es que a menudo me sorprendo de oír o leer cuestiones que demuestran que hay muchas personas que, al parecer, no conocen bien del todo cómo funcionan las instituciones. Hay personas que critican la postura de Ciudadanos en cuanto a que haya permitido gobiernos de PSOE y del PP en diferentes ciudades o autonomías.

En cuanto esto, hay dos cuestiones que debemos analizar. Una, que muchas personas confunden el permitir la gobernabilidad y, otra, qué es formar parte del Gobierno. Y digo esto porque, por lo que veo, hay muchos españoles que no tienen clara la diferencia. Hay quien asegura que Ciudadanos apoyó al PSOE en Andalucía y al PP en Madrid y eso es rotundamente falso.

Más allá que, de hacerlo, no ocurriría nada, ya que el partido naranja ha mantenido, desde su creación hace diez años, que es más importante mirar lo que nos une que lo que nos separa con las formaciones que no piensan como nosotros, no es cierto que Ciudadanos forme parte del gobierno de ninguna autonomía y me alegro de que así ocurra porque esa fue una promesa electoral del partido y se ha respetado en cada una de las autonomías españolas.

En Madrid, por ejemplo, Ciudadanos permitió gobernar al Partido Popular a cambio de que el partido liderado por Cristina Cifuentes aceptara una gran serie de puntos, en cuanto a regeneración política y transparencia, pero se quedó en la oposición y hace oposición así que, como es normal, en algunos asuntos votó de la mano del PP y en otros lo mismo que PSC y Podemos.

Y quienes critican que Ciudadanos dejara gobernar al PP, yo les digo, ¿Qué debía hacer? La única alternativa era votar a favor de un pacto de PSOE con Podemos, ¿eso sería mejor? ¿Verdaderamente C’s debe permitir que un partido que no respeta la Constitución como Podemos tenga la llave de la gobernabilidad en la comunidad de Madrid?

Y hay quien dice que en el PP de Madrid ha habido corrupción. Y, sí, la ha habido, de ahí que Ciudadanos sea implacable con los casos que ocurran en dicha comunidad y que, si Cifuentes no respeta el pacto, habrá un voto de censura y nuevas elecciones.

En Andalucía ocurre algo parecido. El PSOE de Susana Díaz ganó las elecciones y solamente había dos opciones, o repetir elecciones o tratar de permitir que gobernara la fuerza más votada, a cambio de ser implacable con la corrupción y que personas como Chaves y Griñan tuvieran que abandonar su acta del PSOE. Por supuesto, como ocurre en todas las comunidades, Ciudadanos se quedó en la oposición.

De modo que, en este tema, hay dos cuestiones importantes: una, que los votantes de Ciudadanos que vengan de votar anteriormente a PP o PSOE deben tener claro que el partido no debe acercarse a lo que ustedes votaron antes, sino que ustedes tendrán que dar un paso al centro si creen que la opción del cambio sensato es la mejor de todas; y lo segundo es que no seamos hipócritas, es decir, que si en las Elecciones Generales nos quejamos de que los votantes no nos hemos equivocado y que los políticos deberían haber llegado a un acuerdo, no critiquemos también lo contrario. Quienes vean mal que Ciudadanos dejara gobernar al PP en Madrid y al PSOE en Andalucía ¿qué están diciendo? ¿Que en esas comunidades sí se equivocaron los votantes? Porque no olviden que los madrileños votaron mayoritariamente al PP y los andaluces al PSOE. ¿Entonces? ¿Por qué los españoles no se han equivocado y los madrileños y los andaluces sí lo hicieron?

De modo que no confundamos churras con merinas. No es lo mismo permitir un gobierno que formar parte de él. No es lo mismo estar en la oposición que pedir cargos y sillas y, por supuesto, Ciudadanos no debe estar ni más cerca del PP que del PSOE ni viceversa. Ciudadanos debe intentar llegar a acuerdos con aquellos que quieran gobernar y recalco lo de que quieran gobernar ya que en las Generales no fue Ciudadanos quien rompió su regla de tratar de sentarse a hablar con la fuerza más votada, sino que fue la fuerza más votada la que se negó a intentar formar un gobierno.

En política, no siempre podremos estar de acuerdo con todo lo que haga un partido, porque una formación política no es una secta, hay tendencias y pensamientos diferentes y cada momento, cada lugar y cadas elecciones tienen sus matices y el no entenderse en un lugar no quiere decir que no se pueda conseguir en otro y, sino, les pondré un ejemplo. Hagamos política-ficción y supongamos que en las elecciones 2019 en Catalunya hay dos posibles gobiernos (que Dios no lo quiera) y C’s es la llave para elegir entre que gobiernen los independentistas o un gobierno alternativo de Podemos y PSOE. ¿Qué debería hacer Ciudadanos? ¿Qué problema es mayor? ¿El radicalismo independentista o el de extrema izquierda? ¿Y en Euskadi? Si Ciudadanos permitiera gobernar a Podemos para que no gobernase Bildu, ¿estaría traicionando su palabra o hay que evitar que gobierne el partido de los que antes eran ETA?

La política no es fácil, hay que tomar decisiones. Yo, personalmente, lo único que pido a C’s es que siga anteponiendo el bien de los españoles a los del partido como ha hecho durante este año. Y, ya saben, ni rojos ni azules, somos naranja y estamos aquí para intentar conseguir una nueva forma de hacer política.

Pablo Iglesias, el estandarte de la gente «normal» cree que tener amigos en ETA es normal

Decía Pablo Iglesias que él no tiene amigos en los papeles de Panamá porque la gente «normal» no es la que tiene sus nombres en paraísos fiscales, sino que la gente «normal» es la que está en el paro, la que ha sido desahuciada, la que no tiene para calefacción o para comer.

Creo que no se puede hacer más populismo en menos tiempo. Entonces yo, que llevo quince años trabajando en el mismo sitio, que pago religiosamente la hipoteca, que pongo la calefacción cuando tengo frío y que como tres veces cada día… ¿no soy normal?

Es curiosa la doble moral de Iglesias (y quien dice de Iglesias dice de Alberto Garzón que, últimamente, son como los personajes de Tintín Hernández y Fernández, esos gemelos que siempre dicen lo mismo), en la que, cuando alguien recuerda el daño que ha hecho ETA, le acusan de estar aprovechando las víctimas para ganar votos y, sin embargo, la ultraizquierda puede usar a los que no tienen trabajo, a los desahuciados y a los que no tienen para comer en su campaña electoral.

Yo creo que las personas normales somos los que tenemos amigos que les va bien, que ganan dinero y pueden viajar por el mundo visitando hoteles de 5 estrellas y, a la vez, tenemos también amigos que están en el paro. Porque las personas normales no somos clasistas, no miramos a nuestras amistades por su cuenta corriente.

Las personas normales no creemos que los que no piensan como nosotros son nuestros enemigos, las personas normales creemos en el diálogo, creemos que todos tenemos un poco de razón y que en algo debemos equivocarnos.

Eso sí, entre las personas normales de mi entorno no hay ninguno que tenga amigos en ETA, no conozco a ninguno que su propio padre fuese un terrorista porque, digo yo… Cierto es que suele pasar que creamos que lo que hay en nuestro entorno es lo normal. ¿No es verdad que cuando somos niños creemos que todo el mundo es tal y como es nuestra casa?

Cuando educamos a los más pequeños, tratamos de dar ejemplo. Si los padres no beben alcohol, los hijos creerán que lo normal es no beber. Sin embargo, si los padres beben, creerán lo contrario. Del mismo modo, si un padre trabaja en una fábrica, el hijo cree que lo normal es trabajar en una fábrica o, si es futbolista, probablemente crea que todos los papás son futbolistas.

De ahí que creamos que lo normal siempre sea lo que está en nuestro entorno; por eso es lógico que alguien crea que ser amigo de un terrorista como Otegi es lo normal, cuando tu padre ha estado encarcelado como miembro de la banda terrorista FRAP y qué decir ya si tu abuelo fue juzgado por hacer sacas durante la Guerra Civil.

Algunos de ustedes estarán pensando que hay hijos que no quieren parecerse a sus padres y cierto es, pero no es el caso de Iglesias que presume de ser hijo del FRAP. De hecho, cuando murió Santiago Carrillo, el líder podemita dijo literalmente: «Créanme si les digo que, siendo hijo de un militante del FRAP, tiene su mérito admirar a Carrillo», es decir, que siendo hijo de una persona que no quería la reconciliación entre los españoles, que no deseaba la democracia, que estuvo contra la Constitución, podía admirar al líder comunista que sí aceptó que la Transición debía ser el símbolo de la reconciliación de los españoles.

En 1973, el FRAP, en el que militó el padre de Pablo Iglesias, comenzó a asesinar matando en Madrid a un subinspector de la Brigada Político Social. Posteriormente, asesinó a dos agentes de la Policía Armada y a un teniente de la Guardia Civil. De ese origen y de ese padrinazgo se siente muy orgulloso Pablo Iglesias.

Por eso, en el mundo normal de los Iglesias creer que Otegi es un hombre de paz es normal, equiparar a los que ponían las pistolas y los que ponían las nucas es normal, preocuparse de los verdugos más que de las víctimas es normal.

Y mi última reflexión es para Alberto Garzón y pienso… ¿estará triste por no tener ese tipo de familia?

¿Un nuevo frente popular?

Podemos e Izquierda Unida, Izquierda Unida y Podemos acercan posturas para ir de la mano en las futuras elecciones de junio, si es que finalmente no hay un acuerdo que evite las elecciones. Alberto Garzón siempre ha manifestado que Izquierda Unida, que en su día aglutinó a gran parte de los partidos de ideología comunista, no acabaría siendo parte de Podemos, pero lo cierto es que, según indican los medios de comunicación, pronto lo hará sea de un modo u otro.

Lo cierto es que Izquierda Unida es perjudicada por el sistema electoral y es que, siendo la sexta fuerza más votada, hay hasta nueve fuerzas con más representación en el Congreso. Como ejemplo del injusto modo de reparto, diremos que IU tiene 2 diputados con más de 900.000 votos, mientras que Bildu también tiene 2 con poco más de 200.000 votantes.

De modo que Izquierda Unida sabe que, de la mano de Podemos, podría tener más representación. Pero, ¿y sus votantes? ¿Estarán verdaderamente representados con las ideas de Podemos? Para el partido morado, esto no es más que un nuevo paso en su partida de Risk, en su Juego de Tronos particular, en ese asalto de los cielos que se inicia comiéndose a los partidos más cercanos en cuanto a ideología.

El éxito de Podemos se ha debido a las confluencias, a los votantes que votaban ya a Compromís en Valencia o a Iniciativa en Catalunya, a más a más, obviamente, de los votos que les han cedido los nacionalistas, tanto en Catalunya, Euskadi y Galicia, ya que aunque a veces nos olvidamos, Podemos sacó en realidad menos votos que Ciudadanos.

Las reglas son las reglas y Podemos, por esta vez, no hace trampas. Pero sí que es verdad que pervierte el sentido de la democracia ya que de lo que supuestamente trata esto es de saber la opinión del pueblo, no de ir haciendo alianzas de gente que piensa parecido pero no igual para, después, decidir qué se hace y qué no. Pongo por ejemplo estas preguntas:¿Qué tanto por cierto de personas que votan a Podemos en Andalucía está a favor de que estén apoyando al soberanismo catalán? ¿Qué porcentaje de los que han votado a Podemos en Castilla ven con buenos ojos que vayan de la mano con Bildu en Euskadi?

La idea de formar un nuevo Frente Popular como en 1936 es una más de las obsesiones por volver a ese año, ya saben, como cuando Rita Maestre asaltó una capilla al grito de: «Os vamos a quemar como en el 36». En las cuentas de Iglesias y su obsesión por el sillón, la unión de estas dos formaciones en las elecciones del 20 de diciembre hubiera supuesto ser la segunda fuerza sumando también a En Marea, Compromís y En Comú.

Como ya hemos dicho en otras ocasiones, ese y no otro es el verdadero objetivo de Podemos ya que los morados no quieren acabar con el bipartidismo, sino formar parte de él y creen que, superando al PSOE y siendo oposición, tarde o temprano, le llegará su hora de gobernar.

A mi parecer, que partidos que se quieren apropiar de que son los únicos que juegan bien traten de hacer artimañas para conseguir más representación de la que corresponde es poco ético. Pero no es lo que más me importa de todo esto, sino que traten de facturar el país entre los que están con ellos y los que están en contra. Llegado a ese punto, pasará algo que ya se está intuyendo estos días: que Podemos, o tenga mayoría absoluta, o no pueda gobernar nunca porque ningún partido que respete la Constitución y las Leyes podrá ir de la mano de otro que quiera imponer un nuevo régimen en España, un régimen que, por cierto, ha fracaso allá donde se ha instaurado.

La memoria selectiva

Ya he dicho otras veces que, a mí, personalmente, lo que más me apena de la España actual es lo pronto que nos hemos olvidado de todo el daño que ha hecho la banda terrorista ETA durante décadas en mi país. Después de 40 años asesinando, en los que los españoles no podían estar seguros ni en un centro comercial, ni en la playa, ni en ninguna parte, que en poco más de cinco años sin asesinar y a pesar de que no se hayan entregado ni ellos ni las armas, tenga yo que oír que las partes «deben entenderse» o que «ambos bandos deben pedir perdón» me remueve las tripas. ¿La sociedad española por qué debe pedir perdón? ¿Por poner los muertos? ¿O por qué exactamente?

Espero que alguien me pueda explicar por qué muchas personas tienen la sensación de que ETA eligió abandonar el terrorismo para entrar en política. ¿De dónde sacan eso? ETA dejó de matar por varios motivos: primero, por el acoso policial que ha ido cortando la cabeza de la cúpula, una y otra vez, hasta que quedaron al mando unos chicos que no sabían qué hacer, cómo y con qué dinero; segundo, porque el pueblo vasco perdió el miedo, sobre todo, tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco; y tercero, porque la crisis económica ha dejado también sin recursos a los extorsionados por ETA.

Pero que ETA y su entorno hayan aceptado la vía democrática es una infamia, es rotundamente falso. A pesar de eso, entiendo que haya muchos españoles que estén deseando que eso sea así y que el deseo de que eso ocurra les ciegue. Puedo llegar a entender que muchos crean que que los vascos hayan cambiado su voto a Bildu por Podemos sea buena señal, pero yo no lo veo así. Primero, porque estoy completamente seguro de que muchos de los que han votado a Podemos en las Generales volverán a votar a Bildu y otros partidos de carácter nacionalista en Autonómicas (cualquiera que revise la historia de las elecciones en Euskadi se daría cuenta de que los vascos siempre han votado muy diferente en las elecciones vascas de las Generales) y, segundo, porque votar a Podemos ha sido votar en negativo, votar lo peor para el Estado, hacerlo por un partido que promete un referéndum para romper el Estado de Derecho y promover que unos españoles sean más que otros.

Otra cuestión que me cuesta mucho entender es por qué, desde algunos medios de comunicación, se trata de dulcificar a terroristas. Por ejemplo, cuando Jordi Évole entrevistó a Iñaki Rekarte, condenado a 203 años por el asesinato de tres personas en un atentado con coche bomba en Santander en 1992 y que, ahora, es presentado como un simpaticote que ha acabado en ETA por culpa del entorno, sin saber lo que hacía, y que no sólo está arrepentido, sino que tanto ha rehecho su vida que se ha casado con una andaluza. ¡Olé! Pues nada, que hagan una película titulada «8 apellidos etarras» y que la financie la Sexta. Ayer, Évole hacía una entrevista a otro asesino, a Otegi y, cómo no, una entrevista en plan colega en la que el periodista era mucho menos incisivo y mucho menos burlón de lo que lo fue con el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy quien, a pesar de que yo nunca le he votado ni a él ni a su partido, tengo claro que, como español, es mi Presidente.

Otegi hizo unas declaraciones el otro día tales como que «Sería un honor ser el candidato a Lehendakari más peligroso para el Estado». Para dejar la violencia, para verdaderamente creernos que este señor ha dejado de ser lo que siempre fue, primero debería cambiar las palabras violentas y bajar el tonito pero, además, considero que es para hacérselo mirar que alguien que quiera tener un cargo de Estado quiera el mal para el bien del Estado porque, por más que quieran verlo o no, el Estado no es un Rey, un partido o una bandera; el Estado somos todos los ciudadanos que vivimos en este país llamado España.

Que alguien como Otegi pueda ser Lehendakari quiere decir que España es el país más libre del mundo, porque en ningún otro país una persona de este pelaje podría ni soñar algo así. Faltará ver si, finalmente, es el candidato de Bildu. Lo cierto es que tanto da pues, sea quién sea el candidato de Bildu, nada cambiará dado que todos sabemos que es Bildu, bueno… todos no, ya que hay mucho desinformado que cree que Bildu es el brazo político de ETA, pero eso no es así, el brazo político de ETA es a quien los defensores de ETA han votado, es decir, Podemos, y si Podemos es el brazo político de ETA, ¿qué es Bildu? Pues si tiene orejas de gato, nariz de gato, bigotes de gato y boca de gato… suele ser un gato.

 

Fuente de la fotografía de portada: rtv.es

Las naciones históricas de Podemos

La forma de buscar votos de Podemos. Su táctica es clara, directa y sencilla. Tener los votos del comunismo, sumar el de los descontentos y, a eso, añadirle los de los nacionalistas de toda España. Ya he escrito otra veces que, a mi forma de ver, es triste que una formación que quiere dirigir el futuro de España quiera hacerlo del lado y con los votos de los que quieren romper el país, pero así es. El salto cualitativo de Podemos y que nunca consiguió Izquierda Unida es gracias a las personas que el 20 D votaron en negativo. Votantes de Bildu, BNG, ERC o la CUP que cedieron su voto al partido morado porque creían que era más útil para el fin de balcanizar España.

Pablo Echenique, diputado en Aragón de Podemos, volvió a insistir hace unos días en la necesidad de hacer un referéndum en lo que él llama naciones históricas, es decir, Galicia, Euskadi y Catalunya. Echenique nació en Rosario (Argentina) en 1978 y llegó a España en 1991. Recalcó que no nació en nuestro país, no para que con ello se entienda que quizá no conoce la historia de España, sino todo lo contrario, pues la mayoría de las personas que conozco que tienen su origen en Sudamérica conocen la historia de España mucho mejor que la mayoría de españoles nativos y su nivel en cuanto a este tema es incluso sorprendente más alto a veces. Por eso, me sorprende aún más ese concepto de «nación histórica» que tiene Echenique.

Y me sorprende también que, siendo aragonés y representando a sus ciudadanos en las Cortes aragonesas, opine que Galicia, Euskadi o Catalunya sean naciones históricas y Aragón, por ejemplo, no. ¿Qué le falta a Aragón para ser una nación histórica? ¿Por qué un Reino como el de Aragón no es una nación y la unión de condados catalanes sí? Y eso se podría sumar a otras autonomías o, incluso, a provincias. ¿Por qué las anteriormente referidas son naciones históricas y Asturias o León no?

Es decir, que Asturias, que fue Reino ya en el año 718; que León, que fue Reino desde el año 910; que Navarra, que fue Reino desde el 1162; o que Granada, que no formó parte de la unión de los reinos de España hasta 1492… no son naciones históricas ni, por supuesto, tampoco partes del Estado que ni siquiera están en la Península, como Baleares o Canarias. Esas tampoco son naciones históricas pero Galicia, Euskadi y Catalunya, sí.

Quizá el problema es ese, que si miramos palmo a palmo la historia de España, prácticamente cada rincón de nuestro país podría reclamar ser una nación histórica. ¿O a caso Castilla no es una nación histórica? ¿Quizá la más histórica de todas? ¿Entonces? ¿Por qué Castilla y los castellanos tienen menos derecho que los de las tres naciones históricas de Echenique? ¿Y Andalucía? ¿Tampoco es una nación histórica? ¿Y Cartagena, que ya se declaró independiente en su día? ¿Y la ciudad de Jumilla, que no sólo se declaró independiente, sino que declaró la guerra a Murcia? ¿Es una nación histórica? ¿Y Ceuta y Melilla? ¿Por qué Ceuta y Melilla no son naciones históricas?

¿Y Portugal? Podría reclamarla España como nación histórica que le pertenece. ¿Y Argentina, Venezuela o Colombia? ¿Y California? ¿Qué tal sí España reclama que históricamente California forma parte de las naciones históricas que le pertenecen? ¿En el caso de que Catalunya tenga un referéndum deberá tener California uno el mismo día para volver a España? ¿Y Puerto Rico? ¿Qué ocurre con esas tierras del Caribe que legalmente nunca dejaron de ser España? ¿Y el Sáhara? ¿Debe España reclamar al Sáhara como nación histórica?

Y, es más, Sants o Sant Andreu, que fueron anexionadas a Barcelona, ¿podrán hacer un referendum? ¿Y el Pinar de Chamartín o Vallecas podrán independizarse de Madrid?

En fin… seamos serios, en cada rincón de nuestro país, podremos encontrar eso que algunos llaman naciones históricas y la historia es importante y hay que estudiarla para no cometer los mismos errores. Pero si la historia de este país nos ha enseñado algo es que, cuando hemos estado enfrentados, hemos escrito algunos de los episodios más negros de la humanidad y, sin embargo, cuando hemos estado unidos, hemos sido un país imparable.

 

Fotografía: libremercado.com