Qué mal ha estado estos años la política española para que se mire con recelo que el Presidente del Gobierno de España se reúna con los Presidentes de los demás partidos… Estamos tan acostumbrados a la lucha de egos, a la lucha de partidos por el poder, que no entendemos ya que puedan haber grandes pactos de Estado cuando es fundamental que los haya. En democracia no debería haber sitio para el ordeno y mando, sino que debería haber consenso, diálogo y acuerdos.
Los independentistas dicen que no ha habido diálogo con el Presidente del Gobierno pero, como es normal, lo que no se va a discutir es romper el país porque el Presidente de Catalunya y el de toda España no son quiénes para debatir eso. Me da la sensación de que los españoles no son conscientes a veces de la importancia que tiene que la Constitución española asegure que la soberanía popular resida en el pueblo y creo que tampoco se dan cuenta de lo peligroso que es que haya personas que opinen que eso no es así, sino que la soberanía resida en los territorios como creen los que apuestan por la independencia.
De hecho, a mí me da la sensación de que la mayoría de los independentistas no se paran a pensar en este tipo de cosas. Si algo hay que aplaudir del «Procés» de Artur Mas es lo bien que ha vendido el producto y, cuando hablo de producto, me refiero a producto de marketing, lo cual no sorprende, ya que la campaña por el «Procés» la organiza la misma compañía que organizó la campaña de Obama (no debe de ser barata, no).
Si a la campaña en sí le sumamos los treinta años de adoctrinamiento en las escuelas y la visión única de los medios de comunicación en Catalunya que han llevado a que mucha gente, sobretodo jóvenes, no hayan vivido en la Catalunya real, en la que Pujol, Mas y compañía se llevaban el dinero a manos llenas, en el que se educaba en el odio a España y en el que se ha utilizado desde los colegios hasta el deporte para conseguir el efecto deseado, las cosas aún toman más relevancia.
Otra de las patas de esta mesa es atacar todo lo que se hace mal en España, por ejemplo, la corrupción y eso sin tener en cuenta que la corrupción en Catalunya no es comparable a la de las otras comunidades autónomas. El desprestigio a España se ha hecho siempre al lado más débil y voy a poner un ejemplo. En las críticas del sistema español, hasta hace un año, muchas de las palabras iban hacia el Rey. Sin embargo, con el mandato de Felipe VI, un hombre preparado, culto y que hasta ahora no ha cometido errores, las que iban dirigidas a la Corona han cesado y todas las miradas se han centrado ahora en Rajoy.
Los adoctrinados están recibiendo ahora información de que las llamadas a juicio de Pujol, Mas y compañía son para parar la independencia, cuando es algo totalmente incierto y que precisamente va al revés de lo que se dice pues la independencia no deja de ser una cortina para tapar todo esto y lo hace obvio que el modo de actuar mafioso en Catalunya ocurra desde antes de que se hablara de independencia.
En Catalunya, como dije ayer, funcionaba la Omertá. la ley del silencio, y ha ocurrido en todos los sitios de reunión de la burguesía catalana, desde el Liceu al Palau de la música, hasta al palco del FC. Barcelona. En Catalunya había gula, todos pensaban que no iba a pasar nada y la mafia estaba en todas partes, como he dicho, hasta en el deporte… ¿o acaso no creen ustedes que no es casualidad que, a excepción de Joan Gaspart, todos los Presidentes del Barça en democracia hayan estado imputados, alguno incluso en prisión, como en el caso de Núñez? ¿O creen que es casualidad que Messi, Mascherano, Neymar hayan defraudado a Hacienda?
En Catalunya ha habido mafia organizada desde hace años, mafia en la política, en el deporte, en la sanidad, en la cultura y, como ya dije en cierta ocasión, cuando todo esto se destape, no habrá tela suficiente en toda la religión para construir una estelada que tape todo eso.