Los Liberales de Cádiz y los valientes de Barcelona

A los políticos, a los que tienen cargo y a los que no, a los que ganan cantidades respetables y también a los que hacen política de forma altruista, hay que exigirles varias cosas. Una de ellas, coherencia. Es difícil creer en políticos incoherentes, por más que estén bien formados y dominen de forma considerable los secretos de la telegenia.

Cuando Ciudadanos decidió dar el paso y convertir en una realidad la expansión nacional, muchos se preguntaron quién podía sustituir Albert Rivera, el cual intuíamos que dejaría la lucha en Catalunya para emprender su batalla por La Moncloa. Con un Jordi Cañas apartado (esperemos que temporalmente) de la política, muchos se preguntaban si C’s iba a quedar huérfano en la tierra donde y para la que nació.

Entonces, muchos ojos miraron hacia Inés Arrimadas, esa política joven que, como Mohamed Ali, volaba como una mariposa y picaba como una avispa. Ciertamente, Inés era uno de los grandes valores de Ciudadanos y muchos pensamos que podía relevar perfectamente el trabajo como líder de C’s en Catalunya.

Lo cierto es que Arrimadas consiguió unos resultados que Albert Rivera nunca había soñado, pero no es menos cierto que, desde entonces, la lucha contra el nacionalismo se ha ido diluyendo en el Parlament de Catalunya. La lucha contra algo tan injusto como es separar catalanes por el idioma que hablan, por donde han nacido o, lo que es peor, por donde han nacido sus padres debía ser la prioridad de la formación naranja. Sin embargo, un año de locura electoral ha hecho que ese tema sea secundario para C’s y para sus líderes.

En el partido que preside Albert Rivera, que también es mi partido, nos hemos convertido en la versión política de aquel estilo de música de finales de los ochenta y principios de los noventa, el «Shoegaze», que recibía dicho nombre porque los vocalistas de aquellas bandas se pasaban los conciertos mirando hacia abajo, hacia los pies. Eso es lo que hacemos nosotros ahora, no mirar de frente y mirarnos los zapatos. Curiosamente, a aquellas bandas también se les llamaba «La escena que se celebra a sí misma» y en eso también se parece a C’s, cuya política de hacer actos, a los que acudimos personas del propio partido, para celebrar lo listos y guapos que somos.

Ayer, Ciudadanos tenía un acto «importante», celebrar el aniversario de la Constitución de Cádiz, porque, como ya saben, resulta que C’s viene de ahí, no de la lucha por la igualdad en Catalunya, no de aquellas gentes que primero lucharon contra el fascismo de Franco y después contra el fascismo de Pujol y Mas, sino del 19 de abril de 1812. Es decir, los mismos que criticamos que los nacionalistas recurran a épocas remotas, como el 1640, el 1714 o, incluso, el 1939, para explicar la actualidad nos convertimos en los herederos de los liberales de Cádiz.

Y que no digo yo que, para aquel tiempo, aquella fuera una Constitución muy moderna, pero eso es, para aquella época, por no hablar de que fue un fracaso y que fue sustituida solamente dos años después. Pero, bueno, que la historia no nos quite un buen relato y no hablaremos de aquellos artículos en los que los desempleados perdían la ciudadanía, o de aquellos en los que se prohibía ejercer una religión que no fuera la católica, o en el que las mujeres no podían ser diputadas.

Pues, como aquella «escena que se celebra a sí misma» del Indie Británico, ayer todos los pesos pesados de Ciudadanos, Inés Arrimadas incluida, estaban celebrando la Constitución de 1812, mientras que en Barcelona miles de valientes se manifestaban para parar el Golpe de Estado de los nacionalistas del 3%, la cual, probablemente, fue la mejor manifestación de este tipo que se ha hecho en tierras catalanas. El mensaje era bueno, integrador, lucían juntas banderas españolas, de la república, catalanas, europeas, además de que cada vez más personas populares se unían en la lucha contra el nacionalismo. Sin embargo, allí ni estaba ni se esperaba a la Jefa de la Oposición en el Parlament.

¿Piensan los líderes de Ciudadanos más en el partido que en los catalanes y en el resto de españoles? A veces parece que sí, y lo cierto es que ya llueve sobre mojado. En mi tierra, tristemente, el tema del proceso soberanista tiene enfrentados los catalanes, creando problemas entre amigos y familiares, y éste es el problema catalán, no la independencia. Porque independencia, como ya he dicho cientos de veces, no va a haber y lo sabemos todos, los nacionalistas también lo saben.

El gran problema es ese enfrentamiento que hay en la calle, ese «ellos contra nosotros», los buenos y los malos catalanes, y eso lleva a que la lucha de los que no somos nacionalistas sea para que la normalidad vuelva a las calles de Catalunya, para que esta tierra sea integradora y que no haga distinciones por lugar de nacimiento, por idioma, ni por ideología política. ¿Debemos luchar por ello? Seguro que sí, pero si nuestros líderes políticos no están allí, pasará una de dos: o que dejaremos de luchar o que estos dejarán de ser nuestros líderes políticos.

Fuente de la fotografía de portada: La Vanguardia

Mi 1992 fue muy distinto

En una amigable charla sobre lo que acontece en Ciudadanos, alguien dijo que el partido corría el riesgo de ser una Convergència (en alusión al partido catalán) española. No voy a volver a retroceder en el tiempo y contar historias del pasado pero sí es cierto que, el nacionalismo catalán nació siendo muy españolista. Resumiendo en una frase, el catalanismo era el anhelo de los catalanes de dirigir la nación, creyendo que lo harían mejor que desde Castilla. En la I República, hubo algo de eso y Francesc Pi i Margall fracasó. Después, hubo una separación entre el catalanismo clásico y otro que, sistemáticamente, culpaba a Madrid de todos sus males, buscando hechos diferenciales lingüísticos, culturales e, incluso, raciales.

Con la deriva separatista catalana, es muy difícil explicar a las personas que leen estas líneas fuera de Catalunya que, aunque muy minoritario, aún existe ese catalanismo-españolista que opina que Catalunya, por su situación geográfica y su historia moderna, puede y debe ser la locomotora de España y que, desde estas tierras, se deben tomar las riendas para que nuestro país sea más parecido a otras naciones de Europa que admiramos. En algunos miembros de Ciudadanos, hay ese espíritu y no me parece que sea algo malo, todo lo contrario, del mismo modo que me parece algo muy positivo que se promueva la normalidad de todas las lenguas y todas las culturas, siempre que eso no se haga como signo de un hecho diferencial y siempre y cuando no sirva para crear desigualdad entre los ciudadanos de los distintos pueblos de España.

Entre los votantes de Convergència, también hay, o al menos había, personas que eran partícipes de ese catalanismo-españolista.  digo había porque el Procés separatista del 3% ha logrado que muchos hayan tenido que elegir entre lo uno y lo otro, haciéndose casi imposible lo que debería ser normal, que el amor a Catalunya y a España sea el mismo, porque Catalunya y España es lo mismo. A la Convergència de Pujol le votaban personas que no eran nacionalistas catalanes y que creían que el President de la Generalitat era un gran gestor que defendía como nadie Catalunya. Eran tiempos en los que, incluso, el ABC consideró a Jordi Pujol «Español del año» y fuera de Catalunya muchas autonomías reclamaban para sí tener un Jordi Pujol que defendiera su tierra como creían que éste hacía en Catalunya.

Al parecer, ese es el caso de Inés Arrimadas, tal y como describió en su artículo «El espíritu del 92», publicado en el diario El Mundo (os lo añado aquí), donde dice  «Corría el año 1992. Yo tenía 11 años y vivía en Jerez de la Frontera, donde nací y crecí. Por aquel entonces, España tenía ante sí el reto de organizar los Juegos Olímpicos de Barcelona 92(…). Hace 25 años de aquello y reconozco que entonces era inimaginable que se pudiera llegar a la situación política actual en la que la Generalitat nos ha metido a todos los catalanes. Estoy convencida de que muchas personas del resto de España, que siempre han mirado a Cataluña con admiración, hoy la miran con cierta preocupación».

Supongo que, cuando Inés dice que era inimaginable que se pudiera llegar a la situación actual, se está refiriendo a que era inimaginable para ella, una niña de once años que vivía fuera de Catalunya. Porque esa visión que hay en el resto de España de que Pujol y su Convergència eran modélicos hasta que una mañana se volvieron locos es totalmente equivocada. El Procés nació desde el primer día de la democracia, de hecho, antes ya en el franquismo bajo el lema de «Hoy paciencia, mañana independencia».

En 1992, cuando yo tenía doce años, en mi colegio nos explicaban la Guerra de Sucesión como si fuera de Secesión, me contaron la Guerra Civil como si hubiese sido una guerra contra Catalunya (por supuesto, no me explicaron que Lluís Companys fue un golpista ni que firmó sentencias de muerte), me hablaban de países imaginarios como los Països Catalans como si de verdad existieran y, tal y como ocurría en la novela «1984» de George Orwell, en los libros de la escuela nos cambiaban el pasado y nos hablaban de la Corona Catalano-Aragonesa, incluso un profesor me dijo que yo no era un buen catalán porque simpatizaba con el Real Madrid. A mi hermano menor, que vivió un catalanismo 2.0 de mayor intensidad , le dijeron que ya no se llamaba Javier y que, a partir de ahora, se llamaba Xavi y trataron de cambiar su identidad para catalanizar su pensamiento.

Fuera de las aulas, la Policía hizo todo lo posible por acabar con la banda terrorista Terra Lliure, precisamente por la cercanía de los Juegos Olímpicos y el miedo a que pudieran cometer algún acto terrorista. En aquellos tiempos, la Generalitat ya amenazaba con multar los establecimientos que rotularan en castellano y  los jóvenes de Esquerra señalaban dichos locales con un cartel que ponía «en catalán, por favor», que no era otra cosa que señalar los comercios como se hizo en Alemania en un tiempo ya lejano.

De modo que, de Catalunya, ese  lugar maravilloso en el que yo nací y en el que pienso vivir toda mi vida, a pesar de la presión y los intentos de meter miedo de los separatistas, hay miles de cosas buenas que contar, ¡miles!, pero la gestión de Convergència no es una de ellas, ni lo es ahora, ni lo era antes, pues la visión de ese admirado Jordi Pujol era falsa. De modo que no analicemos las cosas desde una perspectiva equivocada. El Capo del clan jamás fue un patriota catalán, quién sabe si andorrano o suizo, pero catalán seguro que no. Porque un patriota jamás robaría a su pueblo, jamás defendió a Catalunya en Madrid, jamás hizo nada por ningún catalán que no fuera de las familias burguesas que controlan la zona.

En esta tierra llevamos casi cuarenta años de adoctrinamiento promovido por el nacionalismo catalán y tolerado por el PSC e ICV, incluso por el PP, que pactaba con Convergència en Madrid y en Barcelona. De ahí nació la Plataforma Ciutadans de Catalunya con el fin de representar a los que el Estatuto de Catalunya de 2006 colocaba como ciudadanos de segunda categoría y de ahí también pensábamos que había nacido Ciudadanos hasta que nos hemos enterado de que, en realidad, nació de los liberales de Cádiz en 1812.

Inés Arrimadas tiene que tratar de ser la Presidenta de la Generalitat y le apoyaremos para que lo consiga, no hay mejor herramienta que Ciudadanos para conseguir que en Catalunya todos los que aquí vivimos lo hagamos en igualdad. Si un día lo conseguimos, deberá ser la Presidenta de todos los catalanes, de los que le han votado y de los que no, también de los separatistas pero, no tenemos que acercar posturas con quien defiende la ilegalidad.

Yo viví un 1992 muy diferente que el de Inés Arrimadas, pero coincido en que, en ese momento, todos estuvimos orgullosos de Barcelona, de Catalunya y de España; coincido en que la idiosincrasia catalana fue clave para que todo saliera bien, coincido en que Catalunya ha sido tradicionalmente un referente para el conjunto de España y en que aquellos catalanes y los de ahora son dignos de admirar. Pero no hagamos distinciones entre aquellos políticos y estos, no hablemos de este gobierno y de la situación actual como algo nuevo, porque el separatismo ha sido una carrera de fondo que ya estaba en marcha en aquellos tiempos y Jordi Pujol engañó a los de allí y traicionó a los de aquí. Seguramente en ese engaño a muchos le pareció un gran gestor y un gran defensor de Catalunya, pero ni una cosa ni otra son ciertas.

Lo que pasa en Cataluña

Hace unas semanas, criticaban a Inés Arrimadas por decir que llevaba escolta porque todo el mundo sabe «lo que pasa en Catalunya». ¿Qué pasa en Catalunya? Si bien es cierto que en Catalunya no te pegan por hablar en castellano por la calle ni por todas esas chorradas típicas que en ocasiones se dicen… la verdad es que en Catalunya sí hay unos nacionalistas que  hablan mucho de libertad pero que, cuando una ciudad como Rubí libremente decide celebrar el Día de la Constitución, planean un escrache, un acto intimidatorio… Después dicen que por qué los constitucionalistas no protestan, que por qué no nos manifestamos, que por qué no decimos lo que pensamos… pues, por eso, porque en Catalunya mucha gente tiene miedo y lo tiene porque hay quien trata de que tengas miedo. Eso es a lo que se refería Inés Arrimadas cuando dijo que todo el mundo sabe «lo que pasa en Catalunya». 

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No voy a volver a escribir sobre lo que es para mí la Constitución, pero sí sobre lo que significa la democracia y la libertad, porque la tan machacada libertad de Catalunya en realidad significa libertad para que las familias de siempre, para que los burgueses nacionalistas, hagan y deshagan como hicieron siempre; para que los independentistas que antes fueron catalanistas, antes franquistas, antes monárquicos y antes regionalistas sigan teniendo el poder.

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Pedir hacer un referéndum, a la vez que se trata de intimidar a una de las dos opciones de voto, quita toda pequeña posibilidad de defender que una votación ilegal y anticonstitucional pueda ser justa y lo peor es que no se trata de la primera vez que ocurre en Catalunya. En 2006 se linchaba (literalmente) a los que, sin medios y sin partidos políticos que les apoyaran, pedían el No a un estatuto que, entre otras cuestiones, dejaba a los castellanohablantes como ciudadanos de segunda.

¿Qué pensarían ustedes si la Constitución dijese “La raza de los españoles es la blanca, pero también hay españoles de otras razas”? Yo pensaría que sitúa a las otras razas como de segunda categoría, ¿no es cierto? ¿O qué pensarían si el Estatuto dijese “La orientación sexual de los catalanes es la heterosexualidad, pero también hay catalanes homosexuales, bisexuales o transexuales”? Yo pensaría que sitúa a estas últimas tendencias sexuales como de segunda categoría o minoritarias. ¿Y si cualquier constitución europea dijese que la religión de la nación es la católica, aunque también hay europeos que tienen otra religión? Yo pensaría que se coloca como ciudadanos de segunda a los no católicos. Pues, bien, el Estatuto de Catalunya de 2006, en el artículo 3 apartado 2º, dice que: El idioma catalán es el oficial de Cataluña, así como también lo es el castellano. Lo que, obviamente, sitúa a los castellanohablantes como catalanes de segunda categoría.

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Se celebró el referéndum del Estatut, el cual se aprobó por amplia mayoría, pero menos de la mitad de los catalanes fueron a votar. Políticamente, era una victoria legítima pero la realidad era que solamente uno de cada tres ciudadanos había votado a favor del nuevo Estatut. Esa situación de secuestro del Parlament, en la cual no se representaban los pensamientos del pueblo, dio alas en aquel momento a la formación de Ciutadans.

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Desde entonces hasta hoy, desde el nacionalcatalanismo se intenta intimidar a Ciudadanos, al Partido Popular, a Societat Civil Catalana, a la Plataforma Pro Selección Española y a tantas y tantas formaciones constitucionalistas que defienden el seguir siendo lo que siempre fueron, catalanes y españoles por igual.

Hacer un escrache a un acto de celebrar la Constitución, que es madre no ya sólo del Estatut, sino también de todas las libertades de las que se aprovechan los que tratan de intimidar a los constitucionalistas, es un acto totalmente lamentable. Un acto que se realiza con el objetivo de intimidar a los que, libremente, quieren celebrar por primera vez en Catalunya el Día de la Constitución.

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Lógicamente, ni yo ni supongo que la mayoría nos vamos a amedrentar. Lo siento mucho por esta gente, pero yo vengo de familias valientes. Mi bisabuelo se dejó fusilar por los nacionales para que no mataran a su hijo, mi tío se jugó la vida llevando propaganda comunista de Francia a España y mi padre estuvo en las luchas obreras colaborando con UGT y el PSOE, aún en plena dictadura. De modo que yo, en democracia, no me voy a esconder ante los que hacen un dibujito dando un puñetazo a la Constitución (a los constitucionalistas, como clara metáfora).

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Es muy triste lo que pasa en Catalunya, pero más triste es que los que nos sentimos catalanes y españoles, los que defendemos la legalidad, los que defendemos la Constitución y el Estatuto nos escondamos y menos que lo hagamos porque un grupito quiere causar terror. A mí no me dan miedo, ya subieron a mi balcón para quitarme las banderas catalana y española que tenía puestas y, por eso, estaré allí en el ayuntamiento de Rubí, para celebrar que mi ciudad es valiente, que hemos dado un paso adelante, porque la resistencia, la Catalunya constitucionalista, está perdiendo el miedo.

Ataque fascista al Concejal de Ciudadanos Miguel García

Hace unas semanas, los separatistas estaban fuera de sí ante unas declaraciones de la Jefa de la Oposición Inés Arrimadas en las que, a la pregunta de por qué llevaba escolta, ella contestó «Ya se sabe lo que pasa en Catalunya«.

Medios de comunicación, políticos y demás afines al régimen nacional-catalanista apuntaban que en Catalunya no pasaba absolutamente nada. Se utilizaron los tópicos de siempre: «que a nadie se le pega por hablar castellano o sentirse español», «que cómo en Catalunya se va a tener algo contra España si quien más o quien menos tiene un pariente de procedencia del resto de España», etc. No voy a decir hasta dónde estoy de las frases estas, por respecto a los lectores del Blog.

Ciudadanos, el Partido Popular, en épocas hasta el PSC, Societat Civil Catalana, Plataforma por la Selección… no hay entidad que defienda la igualdad entre catalanes que no haya recibido agresiones físicas y, sí, antes de que algún buscaexcusas me escriba, seguramente,  las asociaciones separatistas también deben de haberlas recibido.

Lo que ocurre es que los de la Estelada jamás condenan las agresiones como la que recibió el concejal de C’s en L’Hospitalet Miguel García, por no hablar de quién está engendrando odio en Catalunya. Libre es cada uno de pensar lo que quiera pero no hagamos broma con este tipo de cosas, todo el mundo en Catalunya sabe a lo que se refería Arrimadas cuando dijo que «ya se sabe lo que pasa en Catalunya«.

Las agresiones, los ataques a las sedes del partido… todo esto estoy dispuesto a aceptarlo como una anécdota, diremos la frase que sirve para excusar a los bárbaros, aquello de que locos hay en todas partes. Pero, díganme, ¿cómo excusamos que la Presidenta del Parlament, Carme Forcadell, dijera que «el enemigo son los partidos de españoles que hay en Catalunya, Ciudadanos y el PP»? ¿Cómo excusamos que la Consellera Dolors Bassa dijese que los niños que esnifan pegamento vienen de Andalucia? ¿Cómo justificamos que la CUP planeara un escrache en la puerta de la casa de Albert Rivera, cuando iba con su mujer y su hija? ¿Cómo miramos para otro lado cuando miembros de ERC mandaron una carta con una bala al líder de Ciudadanos amenazándolo de muerte?

Por no ir atrás en el tiempo y recordar cómo el Senador de Entesa dels Catalans, Lluís María Xirinacs, dijo aquello de «Yo he intentado toda la vida luchar por la vía no violenta. Sin embargo, declaro aquí y lo digo bien alto por si me escucha algún policía o fiscal: me declaro enemigo del Estado Español y amigo de ETA y de Batasuna» o Ramón Bagó, Director de Turismo de la Generalitat, opinó que «Tenemos al enemigo dentro de las fronteras. Cómo podemos aguantar a esta gente(…) que tienen los santos cojones de decir cosas, cuando ellos han armado el gran cacao, cuando hagamos lo que hagamos van en contra de nosotros, cuando nos han pisoteado y ahora vienen aquí a pedir al pueblo de Cataluña… ¡Si deberíamos matarlos a todos!«.

Porque esos no eran cuatro locos que hay en todos los lados, esas cosas lo han hecho políticos catalanes que incitan al odio y a la violencia contra el que no piensa igual que ellos. Por no hablar ya de periodistas varios que, financiados por el gobierno catalán, se dedican sistemáticamente a insultar a todos los españoles. ¿Por qué Pilar Rahola, que llama fachas a los votantes de Ciudadanos, calla ante el ataque de un concejal elegido por el pueblo? O el que fuera Director de TV3, Joan Oliver, que dijo aquello de «Los españoles son españoles y son chorizos por el hecho de ser españoles», o Manuel Cuyas, director adjunto del diario subvencionado EL PUNT que dijo que «La policía catalana ha de hablar en catalán, ha de pegar incluso en catalán«, o Quim Masferrer, uno de los múltiples payasos de TV3, que dijo que «Todos los españoles son unos cabrones de mierda y una panda de sarnosos«, por no hablar de Toni Albà, que dijo aquello de «el estado español es igual que el estado islamico«.

Todos estos no son cuatro locos, es el nacional-catalanismo incitando al odio racial y xenófobo y que es cómplice de los cobardes que agreden a todo el que no piense como ellos en Catalunya.

Ánimo, Miguel, que los cobardes hagan su trabajo que los valientes haremos el nuestro.

Los últimos de Filipinas

El sitio de Baler fue un asedio al que fue sometido un destacamento español por parte de los insurrectos filipinos en la iglesia del pueblo de Baler, en Luzón (Filipinas), durante 337 días. España y Estados Unidos pusieron fin a la guerra y España cedío la soberanía a los Estados Unidos. Sin embargo, durante los últimos seis meses, los hombres atrincherados en Baler siguieron defendiendo sus posiciones, no creyendo que la guerra ya había acabado. A esta heroica defensa de aquellos hombres se le conoce como «Los últimos de Filipinas».

De ese momento histórico me acordé al ver a Pedro Sánchez y los suyos atrincherados en la sede del PSOE de Ferraz; algo que vi con tristeza y que, junto al años sin gobierno y al intento golpista de los separatistas de Catalunya, hace que sea el momento más frágil de la historia de nuestra joven democracia. No es bueno para el país, más allá de nuestros ideales políticos, lo que está sucediendo en el Partido Socialista.

Lógicamente, los problemas del partido hasta ahora liderado por Pedro Sánchez no vienen de nuevo pues el PSOE tiene un pasado turbio del que, para saber más, recomiendo la lectura del libro de Juan Carlos Girauta La Verdadera Historia del PSOE (Buenas Letras, 2010),  desde el inicio  han tenido que convivir bajo las mismas siglas personas que ideológicamente iban desde el socioliberalismo hasta el socialismo marxista, pasando por la Social Democracia. Para más dificultad, ha de convivir con las 17 identidades diferentes que tiene el PSOE en cada una de las autonomías.

Creo que ese ha sido uno de los grandes problemas del partido socialista, tener tan diferentes discursos y, de hecho, de ahí surgieron los nuevos partidos Ciudadanos y Podemos. Aún recordamos a Pedro Sánchez presentándose a candidato con una gran bandera española tras él, tratando de dar normalidad a que la izquierda no se avergüence de la bandera de la España democrática, mientras que en Valencia Ximo Puig pactaba con un partido pancatalanista como Compromís, en ciudades catalanas se gobierna junto a ERC o la CUP y en Galicia con el BNG, por no hablar de la gran multitud de pactos con Podemos, partido que defiende referéndum ilegales para romper España.

Cierto es que el PSOE ha puesto mucho de su parte para estar como está, pero no es menos cierto que PP y Podemos hayan aprovechado muy bien su debilidad para acabar de romper a los socialistas. El PSOE ha sido tirado de un brazo por Populares y del otro por Podemistas hasta que se han roto por la mitad. Hace unos meses, Pablo Iglesias tuvo en su mano que Sánchez fuera presidente del gobierno y votó, junto al PP y los independentistas, incluido Bildu, contra él, recordando la cal viva. Para Podemos, no era posible aceptar un gobierno de PSOE con C’s pero sí veía viable un gobierno con ellos más sus mareas y los que desean romper España.

En ninguna cabeza (sana) cabe la posibilidad de que se pueda pactar una investidura de gobierno con partidos que quieren romper la unidad nacional que ese gobierno representaría. Sin embargo, tenemos que oír a personajes como Miquel Iceta, que antes de las autonómicas calcaba el discurso de unidad de catalanes que defendía Inés Arrimadas para C’s, proponer ahora un gobierno de Sánchez con el consentimiento de los separatistas en un Parlament Catalán donde Puigdemont está anunciando el intento de dar un golpe de Estado a la soberanía popular.

¿Cuántos PSOE hay? Es muy normal tener varias corrientes dentro de un partido, pero ¿hasta qué punto? Una de las grandes dificultades que tienen los socialistas es la red clientelar que les da votos pero que, a su vez, les hace tener dentro de sus muros personas de tan diferente pensamiento. Me consta que hay personas dentro del PSOE que miran lo mejor por el partido, más allá de lo que sea lo mejor por el país e, incluso, no siendo fiel a sus propios pensamientos, y eso a la larga trae problemas. El PSOE se comporta como una empresa, una sociedad en la que muchos de los que están dentro tratan de hacer lo mejor para progresar, a pesar de sus ideologías.

Veremos qué ocurre en los nuevos episodios pero, de cara a lo que nos preocupa a los que no somos votantes socialistas, tenemos que estar expectantes pues verdaderamente creo que, a día de hoy, lo mejor para España es que el PSOE deje gobernar al PP en minoría y no ir a unas nuevas elecciones en las que todo indica que Mariano Rajoy conseguirá mayoría absoluta.

Viva la Resistencia

Como todos sabemos, el gobierno de la Generalitat se ha saltado la Ley, es más, ha declarado que no hay ley, tribunal o juez que esté por encima del gobierno de Junts pel Sí y la CUP. En el Parlament de Catalunya, asistimos a un frontal golpe contra al Estado a bombo y platillo y televisado. El gobierno catalán sólo obedece al pueblo, al 47% que votaron a Junts pel Sí y la CUP, es decir, en realidad obedece sólo al 35% de la población con derecho a voto. Sin embargo, hacen ver que eso no existe.

La oposición se portó bien, aunque no todos igual de bien, pero no pidamos peras al olmo. Los miembros del PSC se negaron a votar y, depende cómo sople el viento, en el futuro siempre podrán decir que ellos no votaron a favor de la desconexión, pero tampoco en contra, cosa que sí hizo Catalaunya Sí que es Pot, que sigue erre que erre en un referéndum que es tan ilegal como la desconexión, pero que a la vista de las personas parece menos agresivo.

El Partido Popular y Ciudadanos hicieron lo que había que hacer, salir de la cámara, no formar parte de ese sainete, no asistir a esa ofensa a las libertades, a la democracia, al Estat de Catalunya y a la Constitución. Eso sí, los del Partido Popular catalán deberían decirle a sus colegas de Madrid que estos son los mismos a los que luego se les quiere regalar grupo propio en el Congreso y 3 millones de euros.

La parte positiva de todo esto es volver a ver que, a diferencia de años atrás, ahora sí hay oposición. Inés Arrimadas volvió a dar un repaso a los intolerantes separatistas. La líder de la resistencia, porque hay que llamarnos así, la resistencia a los que cada día tenemos que sentir el odio, el desprecio y la ingratitud de estos desalmados, Inés, mostró una vez más que hay una Catalunya sensata que no se va a dejar amedrentar por los delirios de unos políticos iluminados y golpistas.

Cada día siento más pena y vergüenza de lo que ocurre en mi tierra, Catalunya, observando que estamos rodeados de personas que apoyan, sonríen o se ponen de lado ante la desfachatez de un nacionalismo autoritario golpista, xenófobo y racista, que está dividiendo a Catalunya entre quienes ellos consideran buenos y malos catalanes.

A esas personas, a las que les apoyan, les sonríen, se ponen de lado… les dedico estas palabras de Martin Niemöller: «Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos,no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar».

Ha llegado el momento en el que esto no es sólo un asunto político. La Generalitat de Catalunya no escucha a la mayoría del pueblo, nos hace ciudadanos de segunda, ha colocado un virtual muro en nuestra tierra y no, ya no vale ponerse de perfil «¿eres de la resistencia o eres cómplice de los que se saltan la Ley?». Tienes que elegir pero, como Niemöller, debes pensarlo bien, porque hoy se persigue a Ciudadanos y al Partido Popular, a los que la ahora Presidenta del Parlament Carme Forcadell acusó en un mitin de la ANC (insisto, no significa Algunos Nazis Catalanes, no se confundan, sino Asamblea Nacional Catalana) de no ser catalanes, pero ya sabemos cómo funciona esto después. Ahí tenemos la historia. Así que, si estás del lado de los totalitarios, piénsalo bien… ¿eres totalmente catalán, lo suficientemente catalán para ellos? ¿Tu padre es catalán? ¿Y tu madre? ¿Y tu mujer?, ¿Y tu novio?…

Porque hoy son Ciudadanos y PP, pero guardas silencio porque no eres de C’s ni de PP; después serán PSOE y Podemos, pero guardas silencio porque no eres del PSOE ni de Podemos; después mirarán en qué idioma hablas; mirarán dónde nació tu padre, tu madre, tu mujer, tu novio… y, entonces, ya no tendrás a quién protestar.

¡Viva la resistencia!

 

Fuente de la fotografía de portada: elpais.com

Catalunya año cero

Sin la separación de poderes, los gobiernos no se podrían llamar democráticos, es decir, serían, digámoslo así y para que todos me entiendan, dictaduras elegidas democráticamente, pero dictaduras al fin y al cabo. Yo creo que nadie, absolutamente nadie, tiene a día de hoy ninguna duda de que, por ejemplo, Adolf Hitler fue un dictador más allá de que ganara unas elecciones.

El Tribunal Constitucional es independiente en su función como intérprete supremo de la Constitución y está sometido sólo a la Constitución y a dicha Ley. Sin embargo, ayer el gobierno de la Generalitat hizo algo inédito en nuestro país, desobedecer al Tribunal Constitucional, desobedecer la Ley y el orden porque, según ellos, sólo obedecen al pueblo catalán. ¿Cómo se puede ser tan impresentable, tan malintencionado y tan sinvergüenza para hablar en nombre de los catalanes, en nombre de Catalunya, en una moción que los representantes del 53% de la población se ha negado a votar por ilegal?

Si Junts pel Sí y la CUP no gobiernan para todos los catalanes, sino que solamente lo hacen para una parte, y desoyen al resto de la población, que además es mayoría, significa que en mi tierra no hay democracia. Para los separatistas, quienes no les votan no merecen representación, no son ciudadanos de pleno derecho, no son personas, no son humanos. El gobierno xenófobo y racista de Catalunya está haciendo algo muy peligroso, separar a todo un pueblo, poner un muro sin alambradas ni hormigón pero, en definitiva, un muro que separa a los para ellos buenos y malos catalanes.

El gobierno de la Generalitat ha desobedecido al Tribunal, ha desobedecido la Ley y el Estado de Derecho, con lo cual el gobierno catalán se ha convertido en ilegítimo. Sabemos lo que pasará ahora, PP, PSOE y C’s llevarán la resolución al propio Tribunal y seguiremos jugando al ratón y al gato. Es lo que ocurre cuando, en lugar de tener a un presidente serio, tienes al hombre del plasma. En cualquier país serio, la Presidenta del Parlament, la racista y xenófoba Carme Forcadell, sería detenida por golpista, pero con el gobierno del PP ya sabemos que nunca ocurre nada.

Para más inri, el golpe de estado ha sido televisado por la televisión pública catalana, esa televisión que los infrahumanos, los que no tenemos derecho a hablar, los colonos y botiflers, también pagamos y en la que tenemos que aguantar cómo se nos insulta, cómo se nos menosprecia. El No-Do del régimen nacional-catalanista hoy daba paso a la publicidad o el presentador hablaba encima cada vez que la líder de la oposición, Inés Arrimadas, iba a comenzar su turno de palabra. Finalmente, Podemos votó en contra, PSC se negó a votar, Ciudadanos y PP abandonaron el Parlament.

Toda esta pantomima tiene sólo un motivo: Carles Puigdemont necesita el Sí de la CUP en el voto de confianza y ahora ya lo tiene. E, insisto en algo: yo no temo por la independencia de Catalunya, porque no llegará nunca, porque el pueblo no la quiere, pero la ruptura en dos bandos de la sociedad civil en Catalunya sí es algo peligroso, muy peligroso, es algo que ya hemos vivido en este país y sabemos las consecuencias que tiene.

Ayer Junts pel Sí y la CUP votaron iniciar el proceso constituyente de Catalunya como nación independiente de España. Obviamente, no es más que un brindis al sol, simplemente es otra provocación de estos fanáticos nacionalistas que hablan de la independencia como el futuro pero que, sin embargo, vuelven a la época feudal tanto en pensamiento, ya que son de la opinión de la que la soberanía está en los territorios y no en los ciudadanos, como en la práctica, dado que incluso tienen como mapa político organizar Catalunya en veguerías, como en el siglo XII.

Un día triste para Catalunya, un día triste para la democracia ya que en Catalunya no hay corrupción parece, no hay problemas sociales parece, ni de sanidad, ni de educación… en Catalunya sólo existe la independencia y, con eso, se arreglará todo. Ayer el Parlament secundó que «las leyes que se aprueben no son susceptibles de control, suspensión o impugnación por cualquier otro control por parte de ningún otro poder, juzgado o tribunal».

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Ciudadanos (la historia) – Capítulo XXII

Continuamos repasando la historia de Ciudadanos (recordad que podéis encontrar el Capítulo XXI aquí):

Con la ya definitiva expansión de Ciudadanos por todo el panorama nacional, volvía el debate que ya había habido años antes en Catalunya: ¿De derechas o de izquierdas? ¿Se puede tener algo de liberal y algo de socialdemócrata? ¿Liberal? ¿Neoliberal? ¿Socioliberal? ¿Jacobino?

Albert Rivera entona el discurso del centro, se define como constitucionalista, liberal y progresista e iinvita a todos los españoles a que revisen el ideario del partido, disponible en su página web, la vez que reclama esa posición central que existe en toda Europa y que en la eurocámara se agrupa en el ALDE (Asociación de Liberales y Demócratas Europeos).

Tal y como ocurrió años antes en Catalunya y ante las inminentes elecciones autonómicas andaluzas, los primeros en situar a Ciudadanos a la izquierda son los miembros del PP andaluz que resaltan que el ideario de C’s dice que «se nutre del liberalismo progresista y del socialismo democrático» y que en Catalunya ha crecido a costa de los votantes que les ha arrebatado al PSC. Además, califican a Rivera como republicano, como si el hecho de ser republicano fuese sinónimo de ser más de izquierdas o menos.

El momento más lamentable por parte del Partido Popular andaluz llega cuando Carlos Floriano, en actitud xenófoba y catalanofóbica, dice que no quiere que Andalucía sea gobernado por un partido que se llama «Siudatans» y por un hombre que se llama Albert. Rivera se defiende diciendo que, si desde el PP creen que los catalanes no deben formar parte de los asuntos españoles, es que tiene el mismo pensamiento que los independentistas. Además, le recuerda que el candidato por los populares a Presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, es su paisano ya que nació en Barcelona.

Juan Marín es elegido por los afiliados andaluces como candidato para las elecciones andaluzas. La polémica llega con la deliberada malinterpretación de unas palabras de Rivera en las que, refiriéndose a que las subvenciones deben servir para generar riqueza, no para establecer redes de clientelismo político y que un partido se perpetúe en el poder, usa el símil de no regalar peces, sino el deber de enseñar a pescar, lo que tratan de vender como un menosprecio a los andaluces. Rivera recuerda que él no habla como foráneo, sino como andaluz porque su sangre es andaluza.

El delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz, pidió perdón por los ataques a Ciudadanos desde el PP catalán, con la clara intención de poder llega a un pacto electoral. Pero la respuesta desde C’s llega rápidamente: Ciudadanos solamente apoyará a la fuerza más votada y siempre sin entrar en el gobierno. El 22 de marzo se celebran las elecciones en Andalucía, Ciudadanos consigue un meritorio resultado obteniendo 9 diputados. El PSOE de Susana Díaz sería la fuerza más votada, aunque finalmente necesitaría de cuatro intentos de investidura para la gobernabilidad. Ante el inmovilismo de PP y Podemos y con la posibilidad de repetir las elecciones, Ciudadanos votará a favor de que Susana Díaz sea presidenta tras llegar a un acuerdo de 72 puntos, entre los cuales está la obligación de dejar el acta de los imputados en casos de corrupción. De este modo, los expresidentes Chaves y Griñán tendrían que dejar sus actas de diputados.

Los buenos resultados del partido hacen que, una semana después, anuncie que se presentará a las elecciones autonómicas en todas las autonomías donde se celebran el mayo siguiente y también en las municipales de toda España. Ciudadanos marca entonces su línea roja, no pactará con quien quiera romper el país, solamente lo hará con partidos constitucionalistas. Las elecciones destacan por la gran cantidad de marcas blancas de Podemos, lo que hace de las elecciones un jeroglífico difícil de descifrar.

Ciudadanos, a pesar de no tener casi estructura en muchas automías, consigue representación en prácticamente todas las comunidades: 5 en Aragón, 3 en Asturias, 2 en Baleares, 2 en Cantabria, 5 en Castilla y León, 1 en Extremadura, 17 en Madrid, 4 en Murcia, 4 en La Rioja y 13 en Valencia.  En las municipales, es la tercera fuerza más votada consiguiendo más de 1500 concejales.

Más allá de los diversos pactos en municipios y gobiernos autonómicos, las miradas del mundo político nacional se posaban en Catalunya donde en septiembre habría unas elecciones autonómicas que eran puestas en escena por los partidos nacionalistas como si de un plebiscito por la independencia fuesen.

Se comienza a barajar la idea de que Convergència y ERC se unan en una lista independentista, más cuando Unió se separa de su histórico socio por el tema soberanista. Después también se contempla la posibilidad de que Podemos se una a Iniciativa per Catalunya y los partidos del cambio de las municipales para hacer un gran partido de izquierdas. Una encuesta del mes de julio da un empate entre Convergéncia y Esquerra, seguido de Podemos.

El astuto Artur Mas deja claro poco después que solamente habrá elecciones si hay una lista independentista unitaria con él como candidato. El 20 de julio nacería Junts pel Sí (que no contaría con la presencia de la CUP), después sabríamos la extraña lista en la que el hasta ahora miembro de Iniciativa, Raül Romeva, sería número 1 por Barcelona, aunque el candidato real sería Mas. De este modo, Convergència se aseguraba la presidencia y escondía la marca de Convergència, manchada por la corrupción de los Pujol y la del propio partido, el cual tiene hasta las sedes embargadas.

Con las elecciones catalanas y las generales a la vuelta de la esquina, Albert Rivera decide presentarse a las primarias para ser el candidato de C’s a La Moncloa. Finalmente, los afiliados del partido naranja eligen que la candidata al Parlament sea Inés Arrimadas.

La primera encuesta desde la formación de Junts pel Sí les da como ganadores con el 35,8% de los votos y colacan a Ciudadanos como segunda fuerza en Catalunya, dejando evidente que en unas elecciones marcadas como un plebiscito, C’s es visto por los catalanes como el partido que mejor defiende la unidad del pueblo catalán y el respeto a la Constitución.

La guerra sucia de la televisión catalana contra Ciudadanos llega a las series de ficción

La televisión autonómica catalana TV3 dio la espalda a la creación de la Plataforma Ciutadans de Catalunya, después al partido Ciutadans y, más tarde, sus espacios electorales los dedicó a los minutos de la basura. En el último debate de investidura, casualmente, cada vez que hablaba Inés Arrimadas tocaba ir a la publicidad.

La persecución de la cadena del régimen Nacional-Catalanista al partido naranja es conocida por todos los catalanes. El odio a Ciudadanos pronto superó el odio al PP, dado que el PP es visto como un partido español, mientras que C’s lo es como un partido de catalanes traidores, charnegos y botiflers.

En los últimos años, donde el Nacional Catalanismo por fin se ha quitado la careta, TV3 se ha convertido en el NO-DO del independentismo, teniendo como deber fundamental de la propaganda separatista ensalzar las fuerzas independentistas y criticar las contrarias al soberanismo, sobre todo a Ciutadans, pero también a Unió y al Partido Popular, las víctimas preferidas de la televisión del régimen.

Hasta ahora, la campaña contra los partidos que ellos llaman «Unionistas», es decir, los que defienden la Constitución y el Estado de Derecho y llevan por bandera que la libertad está en el pueblo y no en los territorios, se llevaba a cabo en los informativos, en los documentales y, últimamente, también en los deportes. Ahora, sin embargo, ya se hace hasta en las series de ficción.

El éxito de la serie de TV3 «Cites» ha conseguido que se realice una segunda temporada. Basada en la serie británica «Dates», cuenta las diferentes historias de distintas personas que se conocen a través de una página web dedicada a conseguir citas. La serie mezcla tramas y recorre Barcelona con las diversas historias de amor y sexo que mantienen los personajes. Si está leyendo esto y ve la serie, que sepa que haré spoiler a partir de ahora.

Hace un mes, apareció un nuevo personaje, Sergi, un político gay que, a través del chat, había mantenido una conversación con Dídac, un cocinero. Sergi no había puesto su foto real, motivo por el cual Dídac se lleva una gran sorpresa cuando le ve. Es en ese momento cuando comenzamos a conocer a Sergi, un político joven y atractivo que, por una de esas casualidades de la vida, gesticula y comparte el mismo tono de voz de Albert Rivera. En seguida se disculpa por haber mentido en el chat y haber dicho que se llamaba «Bernat», algo que justifica con su vida pública y el hecho de ser una persona conocida.

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Dídac, dueño de un restaurante, rápidamente justifica las mentiras de Sergi a que «su electorado no está preparado para un candidato gay», a lo que el político replica diciendo que «su partido siempre ha defendido al colectivo homosexual». En la conversación se entrevé que el cocinero acusa al partido de ser de la derecha conservadora, mientras que el político defiende ser de centro progresista, es decir, casualmente la eterna cantinela que hay entorno a Ciudadanos.

La cita parece ir directa al fracaso pero, finalmente, Sergi y Dídac acaban volviendo a verse. Sergi llega en moto al restaurante de Dídac y allí comienzan a hablar. Sergi explica que la foto que mandó era de su primo que vive en Andalucía, otra casualidad que el personaje tenga sangre andaluza, como ocurre con Albert Rivera. Finalmente, acaban yendo a casa de Dídac donde, casualmente, el plano de TV3 se centra en un póster de «La Naranja Mecánica». Tras un beso entre el político y el cocinero, acaba la historia que un mes después proseguiría.

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Internet comienza a echar humo: Ciudadanos, Unió y el Partido Popular en el punto de mira para los televidentes. ¿De qué partido es el personaje Sergi de «Cites»? En el capítulo 22, por fin, saldríamos de dudas. En la primera escena, observamos que la relación entre Sergi y Dídac ha avanzado. Sergi aparece en la casa del cocinero preparando el desayuno, con, casualmente, zumo de naranja incluido. En plena escena romántica, el político aclara que pertenece, casualmente, a un partido liberal.

Cuando la cosa comienza a calentarse, llama a la puerta el Jefe de Prensa del, casualmente, diputado y candidato a la Presidencia de un partido liberal de centro progresista que gesticula y tiene el mismo tono de voz que Albert Rivera. El Jefe de Prensa le explica que hay fotos de ambos paseando juntos y que hay un rumor sobre la sexualidad del candidato. Al entrar en la casa, observamos que las paredes están también, casualmente, pintadas de naranja.

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De modo que el Jefe de Prensa dice que su candidato es el más valorado y que perdería popularidad si se conociese que es homosexual; prosigue queriendo comprar al cocinero con buenas críticas de su restaurante en la prensa si no revela el secreto. La siguiente escena ocurre en la sede del partido que, casualmente, es de color naranja y, por fin, sabemos el nombre del partido, Unió Ciutadana. Eso sí, no sé si, en una broma perversa o queriendo despistar, el nombre no sólo une a los dos partidos catalanes contrarios a la independencia, Unió y Ciutadans, sino que el color y el logo recuerdan también al del otro gran enemigo, el Partido Popular. Aún así, para no dejar dudas, Sergi dice que «está orgulloso de pertenecer a  un partido liberal que proviene de la ciudadanía para cambiar la política de los partidos tradicionales» y que «no escogen sus candidatos por ser jóvenes, guapos o por su condición sexual».

Finalmente, el diputado candidato a la Presidencia que, casualmente, pertenece a Unió Ciutadana, se ve siempre sobre fondo naranja o con un póster de la Naranja Mecánica, bebe zumo de naranja, pertenece a un partido liberal de centro progresista que, casualmente, es visto por alguien de izquierdas como de derechas, y que, además, casualmente, gesticula y habla como Albert Rivera, tiene familia andaluza y se mueve en moto por Barcelona, miente en su discurso diciendo que no es gay aunque, más tarde, la historia tiene final feliz y reconoce que es homosexual, que está enamorado del cocinero y que su partido malo malísimo le obligó a mentir porque sus electores no querían un candidato al que le gustasen los hombres.

Que en la televisión pública catalana hagan un personaje que se parece a Albert Rivera en un partido que se parece a Ciudadanos y que sea homosexual no me parece ningún problema ya que, como es obvio, la libertad individual es una de las banderas del partido y, lógicamente, Ciudadanos defiende la libertad sexual de sus integrantes. De hecho, es el único partido que trata de hacer leyes claras para la igualdad del colectivo LGBT. El problema es que en la serie hacen ver que el político, Sergi, está orgulloso de su condición sexual mientras que es el partido y sus votantes los que están en contra de ello, hasta el punto en el que renuncia a la presidencia por amor.

TV3 trata de ensuciar la imagen de Ciudadanos, eso es una obviedad, y para ello utiliza hasta las series de televisión. Todos los grandes rumores y bulos sobre Ciudadanos están ahí. Rivera es Gay, lo han elegido por guapo, Ciudadanos es en realidad de derechas, es el partido de los charnegos de sangre andaluza, es un producto de marketing en el que te dicen qué debes hacer y decir… Esperad que me falta uno… no se relaciona a Ciudadanos con el franquismo… ¿O sí? Será también una casualidad que el Jefe de Prensa que le dice lo que debe hacer a Sergi, ese político que casualmente pertenece a un partido liberal, que casualmente se llama Unió Ciudadana, que casualmente gesticula y tiene el tono de voz de Albert Rivera, que casualmente en casi todos los planos aparece tras fondo naranja, que casualmente no lo han elegido por joven y por guapo y que casualmente tiene sangre andaluza sea el actor David Bagés, famoso en TV3 por la serie «Temps de Silenci», en la cual interpreta a un miembro de la Falange que luchó junto a Franco en la Guerra Civil… Pues sí, seguramente todo esto sea casualidad y yo, un mal pensado.

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Fuente de la fotografía de portada: Serie "Cites" de TV3

Ciudadanos (la historia) – Capítulo XXI

Continuamos repasando la historia de Ciudadanos (recordad que podéis encontrar el Capítulo XX aquí):

Ante un 2015 cargado de elecciones y con Fran Herviás preparando la definitiva expansión del partido por toda España, el Presidente de Ciudadanos buscaría por enésima vez una unión con UPyD que creara, por fin, un partido de centro fuerte en nuestro país. Así, pues, el 23 de septiembre de 2014, Rivera se reunió en Madrid con Rosa Díez en busca del acuerdo.

Andrés Herzog parece predispuesto a la alianza. UPyD tiene presiones tanto fuera como dentro de su propia formación para llegar a acuerdos con los naranja y la frase que más se oye esos días es que «es más lo que une que lo que separa». Aún así, no llegan a cerrar un acuerdo, aunque tampoco rompen las negociaciones. En el Parlamento Europeo, sí hay colaboración entre los dos partidos aunque eso, a la larga, acaba causando tensiones entre el eurodiputado Sosa Wagner y Rosa Díez que finalizaría con la destitución de Wagner. Unas encuestas de noviembre dicen que UPyD solamente conseguirá el 2% de los votos, a pesar de que C’s no entra en esa encuesta. Aún y con eso, el personalismo de la lideresa del partido magenta cierra la posibilidad de acuerdo y los partidos caminan por separado. En los siguientes días, cientos de afiliados de UPyD acabarán en Ciudadanos y los que se quedan piden a Rosa Díez que ceda el testigo y que haya elecciones internas.

A finales de año, el eurodiputado Fernando Maura de UPyD acude a un acto de Ciudadanos: «UPyD ha preferido encerrarse en sus siglas, ha preferido sus siglas al proyecto político, ha carecido de la generosidad y altura de miras que el momento político de España exigía».

Ese otoño es de gran tensión en Catalunya ya que el gobierno catalán prepara el referéndum del 9 de noviembre, a pesar de que haya sido prohibido. Ciutadans presenta un escrito ante la Delegación del Gobierno en Catalunya para que el Ejecutivo central suspenda la campaña a favor de la consulta soberanista que impulsan la Assamblea Nacional Catalana y Òminum y otro en el que denuncia una posible «vulneración» de los derechos fundamentales.

No es la única polémica que hay en Catalunya ya que Jordi Pujol reconoce tener dinero en el extranjero. Al principio, CiU y ERC tratan de evitarlo pero, finalmente, cederán para que acuda.

La relación entre CiU y Esquerra comienza a ser tirante, Junqueras y los suyos quieren colaborar con Mas y su referendúm pero, a la vez, es consciente de que todas las encuestas le dan como ganador de unas posibles elecciones autonómicas catalanas.

Finalmente, Artur Mas anuncia que el 9 de noviembre no habrá referéndum al uso, pero que sí abrirán institutos y sedes para que todos los mayores de 16 años puedan votar. Los que asistiesen al butirreferéndum tendrían que responder a estas dos preguntas ¿Quiere que Catalunya sea un Estado? En caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?

A pesar de dejar votar a niños, a extranjeros sin papeles y de que todos los medios catalanes hiciesen campaña por el Sí, solamente un 37% de personas acudieron a votar, es decir, solamente por participación volvía a ganar el No a la independencia. De los que fueron a votar, venció el Sí-Sí con un 80,76% y la ya repetida cifra de un millón ochocientas mil personas que siempre dan como cierta. El Sí-Sí venció en todas las comarcas excepto en la Vall d´Aran.

En los días siguientes, se muestran fotografías de personas que han votado hasta tres o cuatro veces. A pesar de eso, Artur Mas lo vende como un gran triunfo y reclama que se haga un referéndum real. Mientras, Ciudadanos le reclama a Mas que enseñe las cuentas de lo que ha costado el butirreferéndum.

A finales de noviembre, Ciudadanos anuncia que presentará listas en 400 ciudades españolas incluyendo todas las capitales de provincia. En esos momentos, el partido cuenta con 6.300 afiliados.

Comienza a rumorearse que en Catalunya, probablemente, se celebren autonómicas y que los partidos soberanistas quizá vayan de la mano para que las elecciones sean vistas como un plebiscito. El Partido Popular catalán, a través de Enric Milló, habla de la posibilidad de que los populares se unan a PSOE y Ciudadanos para hacer una unión por el No a la independencia. Ciudadanos responde con un No rotundo. Inés Arrimadas explica que «Muy pronto se han olvidado los populares que, hasta no hace tanto, eran ellos los que pactaban con los nacionalistas», además de negar la posibilidad de «Poder ir de la mano con partidos con problemas con la corrupción».

ERC apoya el presupuesto de CiU, a pesar de defender fuertes recortes sociales, y el pacto que llevará a ir de la mano a CiU y ERC en unas futuras autonómicas parece claro. Unos días después, el Juzgado de Instrucción número 31 de Barcelona citó como imputados al ex President, a su esposa Marta Ferrusola y a tres de sus siete hijos, Mireia, Marta y Pere.

Los cinco deberían responder como supuestos autores de los delitos de fraude fiscal y blanqueo de capitales cometidos en relación con el dinero que tenían en Andorra. Los Pujol Ferrusola regularizaron el dinero poco antes de que el ex President confesase su existencia.

El 2015 comienza con la definitiva expansión de C’s por todo el territorio nacional. Las mismas preguntas y cantinelas que se oyeron diez años antes en Catalunya vuelven. ¿De izquierda o de derecha? ¿Liberales o socialdemócratas? Desde un primer momento, PSOE y Podemos quieren desplazarle a la derecha, se empiezan a acuñar las frases «Marca blanca del PP» o «Nuevas generaciones del PP». Sin embargo, los populares le acusan de ser de izquierdas, de catalanistas, y aseguran que Ciudadanos se ha hecho grande con los votos del PSC en Catalunya.

En ese mes de enero, sale la primera encuesta en la que Ciudadanos aparece como una posibilidad  para las generales. En la intención de voto, Podemos aparece como la fuerza más votada con un 28,2%. Sorprendentemente, C’s supera a Izquierda Unida y a UPyD y seria cuarta fuerza con el 8,1%. La posibilidad de que un partido de centro y nacido en Catalunya sea parte importante de la política española comienza a ser real, por imposible que pareciera meses antes.

 

Fuente de la fotografía de portada: www.abc.es