Cataluña III (de 1146 a 1305) Lo que el nacionalismo nunca te contará

Como escribimos en la anterior entrada, una vez conocida la falsa leyenda de las cuatro barras, algunos historiadores creen que el primero que lució tal escudo heráldico fue Ramón Berenguer IV y, para tal afirmación, se ciñen en un sello que hay con la figura del monarca.

Lo cierto es que no creo que tenga mucha importancia saber si la bandera de las cuatro barras que representara la Corona de Aragón tuviese origen aragonés o catalán, dado que, en realidad, solamente era un escudo heráldico que no representaba territorio alguno, sino una familia. Pero dado que la Senyera y luego la Estelada han servido para formar el cuento del nacionalismo y el posterior independentismo, creo que es bueno explicar la realidad.En el sello de Ramón Berenguer IV, no se distingue que haya esas cuatro barras y, además, estas no tienen ningún color, no hay ninguna pintura ni relato que nos cuente que utilizaba esos colores,  aunque de tenerlo no resolvería el entuerto puesto que el Conde de Barcelona ya batallaba para la Corona de Aragón y seguiríamos sin saber si el símbolo es aragonés o catalán, cosa a la que, insisto, no le veo importancia. Lo verdaderamente importante es que eran unos colores representantes de una enseña familiar, un linaje que más tarde representaron al Reino de Aragón y que esos colores acabaron imponiéndose como emblema de España, perdurando en nuestro escudo hasta a día de hoy.

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Sello de Ramon Berenguer IV donde quizá pudiera verse por primera vez el escudo con las 4 barras de la Corona de Aragón

Eso no quita que en Catalunya haya más leyendas que, supuestamente, demuestran que los colores y las 4 barras son símbolos de Catalunya. Una de ellas, por ejemplo, es el sepulcro de Ermessenda de Carcassona (1058), esposa del Conde de Barcelona Ramon Borell donde, a modo de decoración, aparecen los colores rojo y amarillo (supuestamente, esos colores representaban la Santa Sede en aquella época). Lo cierto es que hay muchas barras rojas y amarillas, con lo que no tiene nada que ver con las cuatro barras. ¿Demuestra eso que eran los colores de Catalunya? Al menos tanto como que, si fueran azul y rojo, demostraría que Ermessenda era del Barça.

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Capilla de Santa Helena en Girona. Estatua de la Condesa Ermessenda ante su sepulcro.

El primer dato histórico del escudo de las cuatro barras como símbolo de la Corona de Aragón es de la época del Rey Alfonso II, hijo de Ramón Berenguer IV y Petronila. La primera denominación para el emblema está documentada en la concesión de  Alfonso II de Aragón de unos privilegios a la villa occitana de Millau en 1187, entre los que se encontraban el uso de su enseña real, a la que denomina «vexillum nostrum» (nuestra enseña). Poco después, los cónsules elaboran un sello con las cuatro barras.

Dejando de lado el símbolo de la Corona de Aragón para seguir rompiendo mitos y demostrar que, aunque cada zona tenía sus lenguas, costumbres y reyes, la unión entre los reinos cristianos era evidente, pasamos al hecho en el cual el primer Rey de la Corona de Aragón Carlos II contrae nupcias con Sancha de Castilla, hija de Alfonso VII de Castilla y León, siendo fruto de las mismas el nacimiento de un hijo, el Rey Pedro II. Este monarca luchó junto a sus tropas en la Batalla de Las Navas de Tolosa donde, y por más que insista el separatismo en decir lo contrario, lucharon juntos los Reinos de Castilla, Aragón y Navarra contra el Imperio Almohade que, para muchos historiadores, es el punto culminante de la Reconquista y el inicio de la decadencia de la presencia musulmana en la Península Ibérica en la llamada Carga de los Tres Reyes.

Pedro II acabaría muriendo en la Batalla de Muret, quedando huérfano su hijo el que acabaría siendo Jaime I el Conquistador. De Jaime I o Jaume I también debemos hablar ya que es otro de los personajes que están en el santoral separatista y sobre el cual también hay cosas que matizar. Muerto Pedro II, Simón de Monfort, líder de los cruzados contra Pedro II, mantenía aún en custodia al heredero. Ante esta situación, los nobles aragoneses solicitaron la restitución del joven heredero. Se envió una embajada del reino a Roma para pedir la intervención de Inocencio III quien, en una bula y por medio del legado Pedro de Benevento, exigió contundentemente a Simón de Montfort  la entrega de Jaime, la cual se produjo finalmente en la primavera de 1214.

Jaime I de Aragón sería formado y educado con los templarios en Monzón (Huesca). Años más tarde, contraería matrimonio con Leonor de Castilla, hija del Rey Alfonso VIII, en otra de las muchas uniones entre los reinos de las Españas de las que no se hablan en Catalunya. De hecho, en esa unión es donde, por primera vez, los escudos heráldicos (e insisto que representaban a familias y no a territorios porque, por entonces, no había territorios como ahora los entendemos) aparecen en un mismo sello. El hijo de ambos, Alfonso de Aragón, que no llegaría a reinar al morir antes que su padre, fue el primero que en su escudo de armas utilizó los símbolos de la Corona de Aragón y de Castilla al mismo tiempo.

Sello de Leonor de Castilla y consorte de Aragón
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Escudo de Alfonso de Aragón (1229-1260)

La pérdida de la Batalla de Muret y los posteriores pactos hicieron que el Reino de Aragón se olvidase de sus conquistas más allá de los Pirineos y centrase su expansión en el sur. no siendo estas conquistas por patria ni por religión sino para buscar comercio y economía para Aragón, que comenzaba a estar excesivamente poblada y a tener problemas con los Pagesos de Remença, campesinos atados, junto a su familia, a una casa o a las tierras de su señor, no pudiendo abandonarlas a no ser que lo hiciesen mediante el pago de una redención y siempre que el señor lo aceptara.

Bajo las órdenes de este monarca, la Corona de Aragón conquistó las Baleares y Valencia. En 1244 se firma un tratado entre Jaime I y el hijo de Fernando III de Castilla, que a la postre sería Alfonso X el Sabio, en el cual se aclara el reparto de territorios en la reconquista. Jaime I abandonaría la conquista hacia el sur y la emprendería hacía el Mediterráneo, dejando Murcia a manos de los castellanos. Ese pacto derivaría también en una nueva boda que uniría Castilla y el reino de Aragón. Alfonso X, pues, acabaría casado con Violante, la hija de Jaime I. Más tarde, en una rebelión mudéjar en Murcia, los reinos de Castilla y Aragón volverían a luchar del mismo bando. Tras esa batalla ganada por Aragón, para Castilla, Jaume I El Conqueridor escribiría algo que haría llorar al propio Artur Mas. En su Llibre de feyts (En catalán de la época) Varons ya poden tornar que huy es honrrada tota Espanya (Barones ya podemos volver que está honrada toda España).

Tras la muerte de su primogénito, Jaime I nombraría heredero a Pedro III de Aragón (por ende Catalunya) y Valencia, mientras que a su hijo, Jaime II, le otorgaría Mallorca, Rosellón y Cerdaña. Es decir, separa los territorios conquistados en diferentes reinos gobernados por una misma familia. Además, su hijo menor, Sancho de Aragón, fue nombrado Arzobispo de Toledo. A día de hoy, puede no entenderse la importancia de ese cargo, pero lo cierto es que, en aquel tiempo, el Arzobispo de Toledo era la segunda persona más importante del Reino tras el Rey y un hijo del Rey de Aragón tuvo ese cargo y entró en Toledo portando el escudo de Aragón, lo que demuestra que, obviamente, es un escudo familiar y no territorial, además de demostrar que los reinos de Castilla y Aragón estaban completamente unidos ya por aquel tiempo, tres siglos antes de la boda de Isabel y Fernando.

Pedro III de Aragón  y su hijo Alfonso III continuaron su expansión por el Mediterráneo. Alfonso III murió sin descendencia y los reinos de Aragón, Valencia y Sicilia pasaron al poder de su hermano Jaime II que conquistaría parte de Calabria y Napolés. Se casó por poderes con Isabel de Castilla, hija de Sancho IV, pero el Papa lo anuló debido a su consanguinidad, no llegando a consumarse el matrimonio. Con él hubo el primer conflicto con Castilla, por los territorios de las hoy provincias de Alicante y Murcia. Tras el Tratado de Elche en 1305, llegaba a un acuerdo con Castilla devolviendo la mayor parte del Reino de Murcia, a excepción de los territorios al norte del río Segura, quedando las comarcas de Alicante, Orihuela y Elche en posesión del Reino de Aragón. Jaime II es un monarca sobre el que hay mucho que contar pero, yendo a lo que nos interesa, a las mitificaciones del nacionalismo, debemos hablar de las expediciones a Oriente comandadas por Roger de Flor y los Almogàvers, una escuadra de mercenarios que fueron temidos en el Mediterráneo. De los Almogàvers hemos de hablar porque es otra de las grandes mitificaciones del nacionalismo catalán.

Los Almogàvers fueron famosos por su violencia y voracidad en la lucha. Estaban compuestos mayoritariamente por catalanes, aunque había guerreros de otros reinos. Tras la llamada venganza catalana, que sucedió como consecuencia del asesinato de Roger de Flor y de unos cien mercenarios por parte de los bizantinos, los almogàvers saquearon Grecia, especialmente Tracia. En el siglo XIX, La Renaixença se encargó de endulzar la leyenda que durante siglos había estado silenciada por las atrocidades cometidas por dichos mercenarios. En 1858 Víctor Balaguer escribe Amor a la Patria donde incluye El cant dels Almogàvers. En los comienzos del siglo XX, se volvería a tocar pero, para entonces, ya hay nacionalismo radical y dentro de eso a estos mercenarios se les atribuye un patriotismo catalán inexistente. La realidad es que, según La Cronica de Muntaner (1332), los guerreros gritaron «Desperta ferres!, Desperta! […] Que us dire? La batayla fo molt fort et cruell; mas a la fin, tots los ffranchs levaren un crit e cridaren: Aragó! Aragó! (los almogávares gritaban: ¡Despierta hierro!, ¡Despierta! […] ¿Qué os diré? La batalla fue muy fuerte y cruel; pero, al fin, todos los francos levantaron una voz y gritaron: ¡Aragón!, ¡Aragón!) Sin embargo, en esos principios del siglo XX, se habló de ellos como grandes luchadores, patriotas catalanes, y no como sanguinarios guerreros a sueldo. Tan buena fama adquirieron en ese principio del siglo que hasta el club de fútbol Espanyol de Barcelona eligió el blanco y azul como colores, dado que eran los que portaban los Almogàvers. Sin embargo, la leyenda de asesinos y sanguinarios hace que, aún a día de hoy, a niños de Nápoles se les diga que se vayan a dormir «o vendrán los catalanes», que en Tracia (Grecia) se diga la expresión «que la venganza de los catalanes caiga sobre ti», que en Bulgaria «catalán» signifique «hombre malvado», que en albanés a un monstruo se le llame «Katalani» y que muchos refranes de todas esas tierras hablen de los catalanes como sucios, malvados y sanguinarios.

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Crónica de Muntaner (1332)

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