La (casi) segunda Transición

Cuando el 15 de junio de 1977 se votaba por primera vez a Cortes, se pudo observar que, a pesar de que durante décadas habíamos creído que había dos Españas, la de los rojos y la de los azules, la de los comunistas y la de los franquistas, realmente no era así.

Los españoles votaron masivamente por la moderación, por el reformismo, sin llegar a terreno pantanoso. Los partidos nostálgicos del dictador apenas tenían votantes mientras que tanto los que apostaban por una democracia sin grandes cambios como Alianza Popular o los Comunistas, que llevaban la bandera de la lucha contra el régimen, pasaban a un segundo plano. España se decantó por la moderación, por el centro de la UCD de Suárez y por la izquierda más moderada del PSOE de Felipe González.

Ahora, sin embargo, tenemos la sensación de que somos más moderados y, a pesar de ello, nos mostramos más extremos en las urnas. El Partido Popular, a pesar de todo lo que lleva tras de sí, sigue siendo la primera fuerza y la extrema izquierda de Podemos se presenta como la alternativa de izquierdas.

Las situaciones no son iguales, lógicamente y más allá de las diferencias de los tiempos y de la situación del país, aunque también es cierto que ahora el Congreso ha quedado mucho más repartido que entonces y, si bien en 1977 la cuarta fuerza Alianza Popular tuvo 16 escaños, ahora la cuarta, que es Ciudadanos, ha tenido 40 y eso lo complica o facilita todo si hay ganas de llegar a acuerdos.

El Partido Popular debería haber tratado de formar gobierno más allá de las dificultades que ello conlleva. Eso sí, debió ser consciente también que, para que eso ocurriera, debería haber sido desde el primer día implacable contra la corrupción, luchando de verdad y quizá incluso dando un paso al lado por parte de alguno de sus miembros. Una vez que no lo hizo y que, a mi modo de ver, hizo un fuerte desagravio a su Majestad el Rey no aceptando su petición de formar gobierno, pasó el turno al PSOE.

Desde el primer día, tanto el PP como Ciudadanos, así como también los propios varones del PSOE, mostraron su disconformidad a que el PSOE pactara con Podemos, sus partidos satélites y los independentistas. Y Sánchez también lo vio así, de ahí que desde el primer día intentase llegar a un acuerdo con Ciudadanos, un acuerdo que muchos creerían que no llegaría, imagino que porque, acostumbrados a que los políticos no digan la verdad, no creyeron a Albert Rivera cuando, durante toda la campaña, dijo que había que llegar a pactos, a acuerdos para hacer una segunda Transición.

La visión de C’s ha de ser de Estado y, ante la posibilidad de que haya una mínima posibilidad  de que un partido radical como Podemos entre en el Gobierno, estaba obligado a intentar llegar a acuerdos con el PSOE, acuerdos que muchos quizá no entiendan pero hay datos tan contundentes como que ambos partidos votan igual en el 84% de los casos en el Parlamento Europeo y todos tendremos claro que un 84% de coincidencias es como para sentarse a hablar.

En aquellos tiempos, Suárez y González se entendieron y ahora hay una posibilidad de que Sánchez y Rivera lo hagan. No sé si esto finalmente llegará a ocurrir, pero si es así hay muchos partidos que tendrán que dar beneplácito a ese acuerdo ya que, si la pinza Podemos-PP se niega, España deberá ir a unas nuevas elecciones en las que, según las encuestas, poco cambiaría el panorama.

No creo que ni PP ni Podemos tengan muchos motivos para vetar ese acuerdo más allá del bien de sus partidos. El PP, se quiera o no, ha de formar parte de esos pactos, ya sea de un modo u otro, ya que la mayoría absoluta del Senado le hace tener la sartén por el mango a la hora de permitir o no ciertas leyes. Podemos tendría que elegir entre que haya un gobierno de centro-izquierda o ir a unas nuevas elecciones en las que el Partido Popular volvería a ganar y seguro es que, en ese caso, probablemente no cedería turno a la segunda fuerza a la hora de intentar formar gobierno.

 

Fuente de la fotografía de portada: eldiario.es

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