Cataluña XII (de 1980 a 2016) Lo que el nacionalismo nunca te contará

Con la llegada de la democracia, el catalanismo de derechas, de CiU, como dijimos en nuestro anterior capítulo, tuvo más apoyos que el de izquierdas. Convergència i Unió no se declaraba separatista pero sí fuertemente catalanista y en su bando ingresaron muchas familias que provenían de la Lliga y que después habían colaborado con el franquismo.

En las primeras elecciones municipales, muchísimos de los alcaldes que ganaron con Convèrgencia ya eran alcaldes del Movimiento Nacional Franquista. Pero la relación de CiU con el franquismo no acaba ahí pues muchos de los actuales convergentes son o fueron franquistas o son descendientes de ellos. Voy a poner algunos ejemplos:

Miguel Montaña: escogido como diputado por CiU en las elecciones catalanas de 1984, fue nombrado alcalde de Lleida por Franco en 1974 y confirmado por Arias Navarro después. Además, fue consejero local del Movimiento Nacional y procurador de las cortes franquistas.

Enrique Olivé: escogido diputado en el Parlamento autonómico por las listas de CiU en 1980, fue designado por Franco alcalde de Tarragona entre 1949 y 1954, coincidiendo con los años más duros de la dictadura.

José Maria Coll: fue uno de los fundadores de la plataforma nacionalista Omnium cultural y elegido diputado de CiU en el Parlament en 1984 y otra vez en 1988. Por su inquebrantable lealtad al régimen franquista, fue nombrado alcalde de Sant Celoni entre 1959 y 1966, aunque ya era concejal desde 1954.

Santiago March Blanch: antes de la Guerra, formó parte de la Lliga Regionalista. Se alistó en el requeté durante la Guerra Civil. Presidió la FET-JONS de Badalona, localidad de la cual fue alcalde entre 1954-1961. En 1957 entregó la medalla de oro de la ciudad a Francisco Franco; le encantaba organizar desfiles por la ciudad. Edificó sedes e instalaciones deportivas para la Sección Femenina y el Frente de Juventudes. Fue diputado provincial desde 1951 hasta 1961 y en 1977 apareció en las listas del partido de Jordi Pujol.

Joaquín Molins López-Rodo: excandidato a alcalde de Barcelona y portavoz de CiU en el Congreso entre 1996 y 1999, es sobrino de Laureano López-Rodo, ministro estrella de Franco. Por la rama lateral, la presencia en CiU de familiares directos de jerarcas franquistas es enorme.

Mientras el catalanismo de izquierdas era totalmente separatista y radical, en 1978 se funda la banda terrorista Terra Lliure que cometió más de 200 atentados, entre ellos cinco víctimas mortales y varias decenas de heridos. Durante su existencia, los cuerpos de seguridad llegaron a detener a 300 personas vinculadas a la organización. La banda se disolvió en 1991 y muchos de sus miembros dirigentes y militantes ingresaron en Esquerra Republicana de Catalunya.

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Además, tanto el Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) como el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) se declaran abiertamente catalanistas, por más que sus votantes no lo sean. El caso del PSC es especialmente trascendente ya que, desde el inicio de la democracia, esta formación, dirigida por una parte de la burguesía catalana, ha tratado de hacer equilibrios entre sus dirigentes catalanistas, a menudo nacionalistas catalanes y alguna vez hasta independentistas, y sus votantes, mayoritariamente catalanes venidos desde otros puntos de España, que están totalmente en contra del nacionalismo catalán y que votan al PSC creyendo que estos y el PSOE son el mismo partido y pensando que tienen la misma ideología y los mismos fines.

Ya contaba Oriol Bohigas en Entusiasmos compartidos y batallas sin cuartel que Joan Reventós, presidente de Convergència socialista, le advirtió del “peligro de un triunfo en solitario del PSOE en Catalunya”. En aquella época, la Federación Catalana del PSOE tenía gran implantación social, pero no era nacionalista, mientras que Reagrupament era nacionalista pero no tenía apoyo social.

De este modo, Joan Reventós entiende que la única salida es aliarse con el PSOE, pues así conseguiría los votos de las personas que votaban a Felipe González y se los llevaba a una formación en realidad nacionalista. El propio Reventós escribiría en sus memorias inacabadas Tal com ho vaig viure (Tal y como lo viví) que Los socialistas nos hubieran partido en dos mitades. Y preferí la hegemonía de Pujol”.

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La sensación de no haber oposición al catalanismo de Convergència hace que, progresivamente, elección tras elección, voten menos personas, sobre todo no nacionalistas que se sienten huérfanos de partidos. CiU gana las elecciones de 1984, 1988 y 1992 consiguiendo la mayoría absoluta, si bien en las elecciones del año olímpico únicamente fue a votar el 54% de los catalanes.

Precisamente los Juegos Olímpicos de Barcelona supusieron un espaldarazo único para Barcelona y toda Catalunya; la ciudad había vivido de espaldas al mar y, a raíz de ese 1992, se reinventaría. Además, todas las instituciones españolas se volcarían para tratar de que aquellos fueran los mejores Juegos de la historia y que la imagen de Barcelona, Catalunya y de toda España quedara fortalecida.

En las elecciones de 1995, la participación subió 9 puntos y ello llevó a que, como ocurre siempre en tierras catalanas, a más participación menos voto catalanista. CiU perdía la mayoría, obteniendo 60 diputados y perdiendo 10 y consiguiendo gobernar gracias a la abstención tanto de PSC como de PP, que querían estar a buenas con la formación catalanista a la espera de unas próximas elecciones generales, en las cuales Pujol devolvió el favor a Azmar. Eso sí, a cambio, pidió la cabeza del único líder que luchaba contra el nacionalismo catalán, Aleix Vidal-Quadras. Jose María Aznar la entregó en bandeja de plata.

Las sombras de la corrupción y el pacto con el PP habían perjudicado mucho al partido de Pujol y, en las elecciones de 1999, el PSC fue la fuerza más votada con un estrecho margen de menos de cinco mil votos. Pero la Ley Electoral, que favorece a las zonas más despobladas, hace que CiU consiga 56 diputados y PSC 52. El pacto del Majestic sigue presente y el PP da la gobernabilidad a Jordi Pujol, quien pronto anunciaría que sería su última legislatura.

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La política catalana se polariza entre derecha e izquierda. En 2003 el PSC vuelve a ser la fuerza más votada, pero CiU vuelve a tener más diputados, 46 por 42 de los socialistas. Sin embargo, esta vez los partidos conservadores no suman y se forma un tripartito entre PSC, ERC e ICV. A raíz de ese momento, el PSC realizará políticas totalmente cercanas al nacionalismo catalán, especialmente con la idea de hacer un nuevo estatuto en el que colaborará también CiU y en el que los castellanoparlantes quedarán relegados a ciudadanos de segunda.

Eso hace que una serie de intelectuales decidan lanzar una plataforma para la construcción de un partido político; de ahí nacerá Ciudadanos. Tras la aprobación del Estatuto con sólo un 49% de votantes y un 73,9% de votos positivos, el Tripartit adelanta las elecciones. En 2006 el PSC comienza a pagar sus coqueteos con el separatismo, la participación baja un 7% y CiU será la fuerza más votada, consiguiendo 48 diputados. Sin embargo, PSC, ERC e ICV vuelven a sumar fuerzas y repiten Tripartit. Ciudadanos, que según las encuestas no iba a entrar en el Parlament, consigue 3 y se muestra como el azote del separatismo catalán.

En 2010, cuando ya se empieza a observar que el nuevo Estatuto es la semilla de un proceso separatista, el PSC es totalmente castigado y Artur Mas gana las elecciones consiguiendo 62 diputados. Desde entonces y debido al gran éxito de la manifestación del 11 de septiembre, CiU, la misma CiU que era hija del franquismo y nieta de la Lliga, se compromete a hacer de Catalunya un estado y se declaran independentistas. Con ese propósito, Artur Mas adelanta las elecciones a 2012 para comprobar si tiene respaldo para el proyecto.

La participación sube un 8%, CiU pierde 8 puntos y 12 escaños, la suma de las fuerzas separatistas baja un 2% y obtienen el 48% de ellos; el PP sube ligeramente su porcentaje de votos y Ciudadanos duplica sus votos y triplica sus escaños. Sin embargo y a pesar de todo eso, Artur Mas lo considera un triunfo e inicia el proceso soberanista.

Tras gastarse el dinero de la sanidad y la educación en embajadas, fiestas y manifestaciones separatistas, Artur Mas promete hacer un referéndum de independencia ilegal. El gobierno no le da el permiso y, finalmente, el President se inventa un referéndum en el que pueden votar los menores de dieciocho y los extranjeros y cuyo recuento lo harán los propios voluntarios separatistas.

Finalmente, menos de un tercio del electorado va a votar y de ellos el 80% dicen Sí.Así, pues, Mas promete unas elecciones que, según él, serán un referéndum. PSC e ICV, que se habían declarado a favor del derecho a decidir, se alejan de esas posiciones y Unió decide romper su relación histórica con Convergència. Sale a la luz el caso Pujol y los catalanes conocen que el expresident y su familia han cometido el mayor caso de corrupción de la historia de España.

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Eso hace que Mas retrase las elecciones. Las encuestas le dan una caída en picado y sólo convocará elecciones si hay una coalición de todas las fuerzas y asociaciones separatistas. Finalmente, sólo la CUP da el No a Artur Mas y la nueva coalición toma por nombre Junts pel Sí. La fecha que se elige es el 27 de septiembre, para que la campaña comience el día 11 con la celebración de la manifestación.

Junts pel Sí, desde un principio, hace de las elecciones autonómicas un referéndum de Sí o No a la independencia. La participación llega a un histórico 75%, la unión de Convergència y Esquerra logra la victoria con el 39,6% de los sufragios, es decir, pierden 5 puntos. Con la suma de la CUP, sin embargo, suman 47,8% de los votos y el líder cupaire Baños anuncia que han perdido el referéndum.

Ciudadanos sube de los 9 a los 25 diputados y consigue ser segunda fuerza, habiendo por primera vez en la historia de Catalunya una verdadera oposición.

Junts pel Sí y la CUP negocian un gobierno, el partido de extrema izquierda finalmente dará la presidencia a  Junts pel Sí, si no lo lidera Artur Mas. Cuando todo apunta a unas nuevas elecciones, llegan a un acuerdo y Carles Puigdemont se convierte en President anunciando que, en 18 meses, Catalunya será un estado independiente, a pesar de que, finalmente, anuncien que en septiembre de 2017 se hará un nuevo referéndum ilegal. Las últimas encuestas dicen que el independentismo ha bajado 7 puntos y que, en unas hipotéticas elecciones, la suma Junts pel Sí y CUP no obtendría mayoría.

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