Sigo sin querer elecciones

Obviamente, las encuestas hay que tomarlas con cautela y, a menudo, las sensaciones a pié de calle son más  útiles que los sondeos. Aún así y aceptando que sean ciertos los pronósticos de todos los medios de comunicación que anuncian una subida de Ciudadanos en la intención de voto, yo sigo sin querer elecciones.

Sinceramente, creo que es más importante ponerse a trabajar que tener 5, 10 o 15 diputados más. El 20 de diciembre los españoles hablaron y dijeron que los partidos debían entenderse y cierto es que, una vez los hemos visto trabajar, muchos se han dado cuenta de que la política de Ciudadanos es de consenso, de llegar a acuerdos entre izquierda y derecha, pensando siempre en el bien del país por encima de las siglas.

Mientras, en Podemos se han mostrado como políticos amateur, pendientes de montar un circo en el Congreso, sin saber cómo hacer política, siguiendo de campaña y tomando como única decisión hasta ahora pedir sillas, ministerios y vicepresidencia.

Podemos ya ha olvidado eso de que toda decisión política la tomarían los círculos, porque sino que me digan a mí qué círculo ha sido el que votó por la vicepresidencia de Iglesias. A los morados también les empieza a afectar la crisis de sus socios valencianos, gallegos y catalanes y la mala imagen de ciudades que gobiernan como Madrid y Barcelona.

Ciudadanos estaría al alza de repetirse las elecciones pero el fracaso que significaría para todo el país repetir unas elecciones, los 160 millones de euros de gastos y la inestabilidad política no compensan.

España debe llegar a acuerdos, PP y PSOE deben pactar por el bien del país ya que Podemos siguen secuestrado por los nacionalistas que les votaron a cambio de la promesa de balcanizar nuestro país.

Podemos se ha vendido a los nacionalistas y, para pactar con ellos, da igual que sean de derechas como PNV y Convergència. Sin embargo, no puede aceptar un gobierno de centro-izquierda liderado por los socialistas porque con el centro español no puede sentarse y porque sigue con el discurso electoralista de que Ciudadanos es de derechas. Qué curioso, no hace tantos meses Iglesias decía que lo de la derecha y la izquierda era cosa del pasado, pero mentía y la mentira comienza a ser una de las constantes en los podemitas.

Podemos no quiere un gobierno PSOE-C’s porque sabe que, con los naranjas ahí, la estabilidad de España está garantizada, porque sabe que no se subirán los impuestos, porque sabe que los imputados del PSOE no irán en las listas y… ¿entonces qué? En ese caso, Podemos no podría lograr su objetivo, que no es ganar las elecciones sino desbancar al partido socialista, formar parte del nuevo bipartidismo y esperar turno para gobernar.

Ese es el tacticismo de Podemos que, como hemos visto, no tiene la política como herramienta para trabajar por el bien del país, sino para asaltar el poder y, con ello, poder seguir metiendo allí a amigos, novias, exnovias, padres, hijos y sobrinos. En definitiva, para ser casta pues, al fin y al cabo, ese es su verdadero objetivo.

Desde Ciudadanos, sabemos que todo toque de realidad en la política es menos atractivo que el populismo desaforado, pero nosotros tenemos un sueño y lo tenemos desde hace una década, cuando éramos indignados antes de que existieran los indignados, mucho antes del 15 M y mucho antes de que Podemos se apropiara del movimiento.Y ese sueño se divide en tres partes: la más importante, que haya un centro político, que haya representación para todos esos que no nos sentimos del todo cómodos ni a izquierda ni a derecha; después que los nacionalistas no sean necesarios para formar gobierno y que no chantajeen al Presidente en cuestión; y, por último y si los españoles lo quieren, que algún día haya un gobierno ciudadano, un Presidente que lo sea de todos los españoles.

 

Fuente de la fotografía de portada: El País

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